¡Alarma!
¡Alarma!
Otas se pega las tardes dibujando frenéticamente lo que le brota del cerebro...
— Oye, Otas, ¿qué dibujo es este? ¿Me lo explicas? ¿Es un perro o qué es?
— Mira, es un bicho que es un caso muy raro, va armado con una pistola...
— ¿Y dispara bolas de fuego?
— Sí, pero lo raro es que las dispara hacia adelante. Mira: pertenece a una especie de bichos que en general son muy tontos. No saben manejar armas, y todo el rato se disparan encima a ellos mismos. Es que antes ni tenían pistolas.
—Ya, sí que tiene cara de tonto, sí... ¿y se defenderían antes con el cuernito ese que lleva en la nariz?
— No, el cuernito sólo les sirve para diferenciar unas razas de otras. Son los bichos de la Salsa Tártara, que me los he inventado yo. Pues lo raro de este bicho es que el disparo sale hacia adelante, porque los demás de su especie siempre siempre cogen la pistola al revés, y ¡PUUM! — se equivocan y se eliminan ellos.
— ¿Y éste no?
— NO, este tiene otra inteligencia. Y les asusta de tan listo, lo tienen que tener encerrado. Por eso pone ¡ALARMA!
— ¿Y este gráfico de aquí?
— Indica su inteligencia, ves, todos tontos y de repente, sube, sube...—¡alarma! Este es diferente de su especie, demasiado listo. Hay que encerrarlo en una jaula bien segura. Y aquí está su cerebro, sometido a una tensión....
— Oye, yo esto lo escaneo.
— ¿Y sabes cuál es su comida favorita? Las patatas fritas con salsa tártara. Es lo único de listos que tienen, que saben hacer el hornillo para las patatas. Y por cierto, saben hacer magdalenas. Únicos alimentos—única comida.
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