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Vanity Fea

Bajo dos tricolores

La Ronda de Boltaña es mi favorito entre los grupos aragoneses: es, además, la banda en que toca ahora mi cuñada Montse—¡hola, Montse!—. Acabo de descubrir su página web, y de ahí me he sacado la letra (y hasta los acordes) de esta canción, "Bajo dos tricolores". Muy propia ahora que se conmemora el final de la guerra civil... Siempre me ha recordado esta canción a mis abuelos, que tanto sufrieron la guerra. Y mis abuelas también, por la parte que les tocó.... Mi abuelo paterno fue asesinado en la matanza de maestros que organizaron los franquistas. Y en Francia acabó mi abuelo materno Severiano Landa, que cruzó la frontera con una pandilla de requetés persiguiéndolo, y allí aterrizó enseguida en la Segunda Guerra Mundial. Luchó en la Resistencia contra los nazis y los fascistas de Pétain, ¡y ganó la guerra, hala, sin que lo matasen! —aunque jamás llegó a París y vivió toda la vida trabajando en su granja. Allí lo veía yo algunos veranos, en Chez Gouet, una aldea diminuta del centro de Francia. Pero pocas batallitas me contó—era más aficionado a despotricar contra los nacionalismos y contra los gobiernos que se dedican a organizar guerras.

Bajo dos tricolores

Tu nombre no sé, nunca lo he de saber;
no he hablado contigo y ya no hablaré.
Ni tan siquiera sé si tu casa está en pie,
o al faltar tú y los tuyos a tierra se fue.

Sólo sé que al partir se te vió sonreir
otro niño soldado que juega a morir...
Viendo a madre sufrir te abrazaste al fusil;
el futuro era negro, la mañana, gris.

Con la Cuarenta y tres, (madre, no llore usted),
por el mundo en que creo con fe lucharé!
¡No pienso vivir sus inviernos sin fin,
ni arriar tricolores banderas de Abril!

De Escalona a Parzán nada te hizo reblar,
de trinchera en trinchera avanzando hacia atrás.
Resistir es ganar Bastará un día más
Y por Junio, en las mugas pudiste llorar.

No, no fue fácil deciros adiós:
Pobres sueños en ruinas, adiós
casas bombardeadas, adiós
días de sangre y pólvora, adiós
chamineras en llamas, adiós
camaradas y amigos, adiós
sucias páginas rotas, adiós
A la falsa, recuerdos, y adiós

Volvió a amanecer, quién lo iba a creer
Tú mirabas Sobrarbe por última vez.
Volvió a alborear, quién lo iba a pensar
Y la Bolsa de Bielsa llegó a su final.

Te tocaba jugar a qué carta apostar
el exilio delante, la guerra detrás...
El Destino, feroz, su jugada cantó:
Tras la guerra, el exilio, otra guerra peor

Y no era un farol, pero no le sirvió
Encontraste otro idioma, otra patria, el amor.
Supiste sufrir, y venciste, por fin:
Bajo dos tricolores entraste en París.

Cuánto tiempo hace ya, y de ti... nada más.
¿Qué destino burlón te impidió regresar?
Descubriste, tal vez, que no basta volver—
Los recuerdos y Bielsa no dejan de arder.

Tu nombre no sé, ni lo quiero saber;
al ser nadie, eres todos: la Cuarenta y tres.
Sin rostro ni voz; ni francés, ni español,
sólo un hombre partido por la muga en dos.

En vez de una flor, clavel rojo en tu honor,
subiré al Puerto Viejo a dejar mi canción.

—oOo—

Me la ensayaré, a ver si también yo se la puedo dejar aquí en ninguna parte.

Antonio Ramos, Los sátrapas de Occidente

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