Llevo un día darwiniano
I. Survival of the Fattest
Cada día luchando por la vida... Primero he presentado un recurso más defendiendo mi derecho a impartir postgrado, contra las maniobras de los Grupos de Investigación buscando Lebensraum y Anschluss —grupos que pretenden sorber los recursos y dejarme sin espacio académico, por no Unirme a Ellos para engordarles el currículum.
II. Haeckel-Raising
Luego, he estado en la Facultad de Ciencias en una conferencia del ciclo Darwin, impartida por Jordi Agustí, de la universidad Rovira i Virgili, sobre "Patrones evolutivos en la evolución humana"; y esta tarde igual me acerco a otra sobre la extinción masiva de finales del Cretácico. En la conferencia, Agustí ha observado una tendencia en paleonatropología a oscilar entre dos extremos: el de un árbol de homínidos complicado con múltiples especies y entrecruzamientos complejos (supongo que es el que ha venido dominando las últimas décadas, el que favorecería por ejemplo la línea de razonamiento de Gould), y un esquema más simple con una línea evolutiva más definida, que ahora parece que quiere ponerse de moda otra vez, y que en última instancia se remontaría supongo a los esquemas decimonónicos en forma de árbol en los que hay un tronco principal que asciende hacia la especie humana. Claro que sin muchas de las presuposiciones homocéntricas de esos esquemas que a veces son un tanto ombliguistas... pero supongo que incluso los que trazan un árbol complicado no escapan (no pueden escapar, siendo ellos los dibujantes del árbol) a esa tendencia a privilegiar entre todas las ramas y trayectos el que lleva directamente al homo sapiens, disimulado entre la hojarasca y el ramaje de los arbustos. Bien, pues Ernst Haeckel fue uno de los primeros autores de esos árboles genealógicos, y hoy nos podemos reír con demasiada alegría de él, viendo cómo dibujaba ese tronco ascendente hacia el Espíritu y la Razón y la Humanidad, etc.—pero básicamente seguimos en lo mismo. También nos podemos reír de los dos "eslabones perdidos" que inventó entre el mono y el hombre, el Pithecanthropus alalus y (agarraos bien) el Homo stupidus. Pero colocando las cosas en perspectiva, ¿qué serían los australopitecos más que la nueva versión de esos "hombres mono carentes de habla", y qué serían los primeros homo hoy en día, los antecessor, etc., sino el último de la clase? Así que menos risas con Haeckel, que a pesar de sus fallos y "creatividad", mucho hizo en su momento por avanzar el razonamiento sobre la evolución humana.
En alguna cosa he estado en ligero desacuerdo con el conferenciante, por ejemplo cuando dice que Darwin en realidad no explica el origen de las especies en su libro On the Origin of Species... Lo dice porque a su juicio Darwin no cree realmente en las especies—como unidad evolutiva con entidad propia: las considera simplemente una "variedad más" de las variedades, poblaciones... y su teoría sólo se basa en la competencia ecológica de los individuos. Yo disiento: Darwin sí que creía en las especies, cómo no, pues evidentemente reconocía la diferencia entre variedades y especies teniendo en cuenta el hecho de la imposibilidad de reproducción, que separa irremediablemente las ramas de los árboles evolutivos... Y es más, no es que no creyese en las especies en tanto que unidades evolutivas, lo que pasa es que también creía en las poblaciones y variedades en tanto que unidades evolutivas. Que no le diese suficiente peso a la dinámica de interacción de estos grupos entre sí... pues ahí ya podemos estar más de acuerdo, pero es que Darwin es mucho Darwin, y en su obra siempre se encuentra alguna aguda observación que muestra que también era consciente de estas dinámicas, por ejemplo cuando se crean especies por aislamiento.
Otra cuestión en la que disiento (aunque sobre esta no he podido preguntar) es cuando dice el conferenciante, mirando con un poquito de superioridad a las teorías decimonónicas sobre la recapitulación evolutiva, "que es falsa la teoría de que la ontogenia recapitula la filogenia—que hoy sabemos que en todo caso será al revés". La teoría de la recapitulación proviene básicamente de Haeckel, y es tradición zurrarle cruelmente a la vez que se la utiliza... Esto de que "en todo caso será al revés" no lo alcanza mi entendimiento: si la especie existe antes que el individuo, y su evolución ha sido previa a la de un individuo dado, por supuesto que es el desarrollo embriológico del individuo el que recapitula (dentro de ciertos límites) el desarrollo de la especie: y así seguimos creciendo como embriones en un medio acuoso, pasamos por fases larvales e incipientemente vertebradas, con branquias, con cola y proporciones cuadrúpedas, etc. Mal me parece que se pueda contradecir esto. Gould dedicó un libro entero en Ontogeny and Philogeny a criticar las malas aplicaciones de este principio, así que se le erizan las plumas del cuello en cuanto oye hablar de Haeckel. Escribe un ensayo ("Abscheulich! (Atrocious)") en I Have Landed, criticando las falsificaciones e invenciones de Haeckel. Pero en esencia me temo que en efecto la ontogenia recapitula en sus líneas generales a la filogenia, aunque sea en una formulación que prefiere Gould, la ley de von Baer (1828) según la cual las formas simples preceden a las complejas necesariamente—una teoría en efecto difícil de negar, bien evolutiva, bien emergentista, y que Gould explica así:
In other words, you can first thell that an embryo will become a vertebrate rather than an arthropod, then a mammal rather than a fish, then a carnivore rather than a rodent, and finally good old Rover rather than Ms. Tabby. Under von Baer's reading, a human embryo grows gill slits not because we evolved from an adult fish (Haeckel's recapitulatory explanation) but because all vertebrates begin their embryological lives with gills. Fish, as "primitive" vertebrates, depart least from this basic condition in their later development, whereas mammals, as most "advanced", lose their gills and grow lungs during their maximal embryological departure from the initial and most generalized vertebrate form. (I Have Landed 317-18).
Von Baer bien, pero ¿por qué Haeckel mal? ¿Por aplicar este principio a una evolución que von Baer no reconocía? La teoría de Haeckel, si bien errónea en el detalle, sí que es acertada en líneas generales, al igual que sus embriones recapitulan la evolución del phylum no punto por punto sino en líneas generales. Sería injusto negarle esta percepción, e incluso Gould acepta, con Darwin, que "community in embryonic structure reveals community of descent" (318). Esto ya es algo, pero Haeckel aún va más allá (demasiado más allá incluso) y sienta el principio básicamente correcto de que el desarrollo embrionario, yendo de lo simple a lo complejo, necesariamente guarda una cierta correlación formal con el desarrollo histórico de un philum dado—de sus formas adultas antecesoras, y no sólo de sus embriones.
Haeckel ha tenido mala prensa, y la filogénesis/ontogénesis también, por esta cuestión que tomo citada de su artículo en la Wikipedia:
Claro que en la práctica nuestras sociedades avanzadas presuponen algo parecido cuando "protegen" (más en teoría que en la práctica) a las culturas de negritos o indios brasileños de las intrusiones de la sociedad moderna, o cuando ejercemos la nostalgia de los intelectuales, apreciando los "productos típicos locales" y los bienes culturales tradicionales por encima de los que son producto de la globalización y de la sociedad postindustrial. (Esta actitud misma es un producto postindustrial).
Como Haeckel, básicamente, seguimos pensando que procedemos del Homo stupidus, que la ontogenia recapitula la filogenia, que las culturas inferiores son filogenéticamente similares a las formas primitivas de las sociedades modernas, y que el árbol de la evolución humana lleva directo hacia nosotros (visto desde aquí). No lo subestimemos tan rápidamente.
III. Darwinian Goldsmith
En clase de comentario de texto hemos comentado el cuento de Oliver Goldsmith "Asem, The Man-Hater", en el que mucho habría que comentar, e igual un día escribo un libro sobre este cuento, que lo merece... Pero en fin, por abreviar, señalaré algunos elementos pre-darwinianos que tiene, y que les he señalado a las chavalas. Estos elementos están en una tradición dieciochesca, como no podría ser menos, y se podrían relacionar con las teorías de la economía política desarrolladas por Adam Smith, y con su tesis sobre los beneficios de la competencia mutua.
Como es sabido, Darwin también se inspiró tanto en Malthus como en la "mano invisible" de Adam Smith para formular su teoría de la Selección Natural. En la Teodicea de Darwin, la muerte, la extinción y la lucha por la vida son necesarias para el proceso evolutivo, y para que surjan formas complejas. De manera paralela, Goldsmith dedica su cuento sobre un misántropo idealista a luchar contra la tesis de que el mal y el bien se puedan separar. El misántropo Asem querría un mundo perfecto, pero cuando el Genio se lo hace visitar, ve que no es ni siquiera un mundo humano, ése en el que no hay ni competencia, ni vicio... ni virtud, pues la virtud necesita del vicio para surgir y contrastarse. Así que Asem vuelve de su retiro en las montañas a la civilización, y se dedica al comercio, no a la caridad como hacía antes. Ahora prospera, y hace prosperar a la sociedad con él. Del interés propio del comercio (una lucha por la vida) surgen beneficios para la sociedad; surgen la cultura y la prosperidad, y la humanidad se diferencia de las sociedades animales (y las domina y explota) precisamente en competencia con ellas, y buscando su propio beneficio, no adoptando la postura benevolente y buenista de Asem hacia las otras criaturas y otros seres humanos. Una defensa muy dieciochesca de la vida en sociedad y del progreso, y del capitalismo liberal—nada sentimental-prerromántica. Un arranque victoriano, tuvo ese día Goldsmith.
Bien, pues todo esto que podría parecer bastante darwiniano, así en plan aire de familia, todavía se queda chiquito si comparamos un texto de Goldsmith y otro de Darwin sobre la lucha por la vida y sus beneficios ecológicos. En el primer texto, el genio explica a Asem cómo un equilibrio y tensión entre depredadores y presas es mejor desde el punto de vista "vital" que un ecosistema plácido y con menos competencia:
and others that seem only designed for their sub-
sistence ; it is the very same in the world over our
heads. But, had I been permitted to instruct our
Prophet, I would have removed this defect, and
formed no voracious or destructive animals, which
only prey on the other parts of the creation."
" Your tenderness for inferior animals is, I find, re-
markable," said the genius, smiling. " But, with re-
gard to meaner creatures, this world exactly resem-
bles the other ; and, indeed, for obvious reasons : for
the earth can support a more considerable number
of animals by their thus becoming food for each
other, than if they had lived entirely on her vegeta-
ble productions. So that animals of different na-
tures, thus formed, instead of lessening their multi-
tude, subsist in the greatest number possible. But
let us hasten on to the inhabited country before us,
and see what that offers for instruction."
(de The Life of Oliver Goldmith, with Selections from His Writings).
Compárese con las ideas del Origen de las Especies, en especial con la imagen darwiniana del proceso de la vida como un "entangled bank" en el que la variedad y perfección de especies se debe a su coexistencia compleja, en la que subyace una competición a muerte, una lucha incesante por la vida y por la reproducción ventajosa. Así termina Darwin su libro:
En varios otros puntos de su libro, Darwin enfatiza esta observación: que una misma superficie de terrreno es capaz de sostener mayor volumen de vida si se mantienen en ella diversas especies en interacción que si es una sola especie vegetal la que se siembra allí. Y de ahí llega por pasos a su teoría de que es de la lucha a vida o muerte de fondo, de donde salen todas las bondades y virtudes y excelencias que apreciamos en nuestro mundo humano.
Darwin tampoco inventó todo el darwinismo él sólo—descansaba sobre hombros si no siempre de gigantes, sí quizá de señores bajitos y regordetes, feúchos y generalmente despreciados como escritorzuelos demodés, tal que Goldsmith—que el día que escribió "Asem" también tuvo un día darwiniano.
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