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Humanidades: Estrategias de futuro

Una mesa redonda en el contexto de la jornada sobre "La Investigación en Humanidades" de la Universidad de Zaragoza. Tomo notas:

El Dr. Cuadrat (Geografía), antiguo Decano de Filosofía y Letras, contrasta la situación actual de modo muy favorable con la que existía hace 30 años. Antes, la Facultad de Filosofía y Letras se dedicaba mayormente a la docencia y sólo marginalmente a la investigación—y esto de manera exclusivamente individual. No había biblioteca presentable, ni medios de apoyo. Hoy se dispone de una biblioteca moderna, y los programas de I+D han supuesto una transformación enorme en la manera de trabajar y en la financiación disponible.
Hoy hay en Geografía 4 grupos consolidados y uno que participa en un programa de excelencia. Hay 8 proyectos en marcha, hay becarios y contratos Juan de la Cierva, Ramón y Cajal, etc. Hay actividad de transferencia de proyectos y contratos a través de la OTRI, se crean empresas, y en ocasiones los proyectos y contratos suponen un importante monto económico (hasta de centenares de miles de euros). Se trabaja en cuestiones como estudio de paisajes, informes sobre el AVE, atlas de población de España, proyectos de la Confederación Hidrográfica del Ebro... A la importancia de los proyectos y a la creación de empresas ha ayudado el hecho de que Geografía puede participar en una convocatoria con carácter de área preferencial, la de Ciencias de la Tierra. La colaboración con otras áreas de ciencias ha beneficiado mucho a esta área.
¿Retos para el futuro?
—La internacionalización. Hasta ahora los proyectos vienen siendo de ámbito local o regional; alguno nacional. Para la necesaria expansión a un nivel internacional hay desde hace tiempo contactos personales, pero hasta ahora no hay proyectos comunes de ámbito europeo.
—La multidisciplinariedad. La propicia la propia naturaleza de nuestra Facultad; hay que potenciar la relación con Historia, y sería provechoso desarrollar más lazos con áreas de Derecho, Económicas...
—El problema de los becarios. En Geografía se obtienen becas, y se forma personal, pero luego no se les da salida profesional, y son recursos humanos desaprovechados.

El Dr. Vázquez (Filología Inglesa) se felicita también del progreso relativo de Filología Inglesa, de ser una área incipiente en la Facultad hace treinta años, a su actual posicionamiento en cuanto a investigación, proyectos, etc. Habla de su experiencia en la Comisión de Investigación, y de cómo intentó que se asignase a nivel universitario la misma cantidad de recursos para todas las macroáreas, en los proyectos precompetitivos—y los problemas que eso supuso a nivel práctico, al no parecer lógico ni factible a las ciencias.
Expone la necesidad de llevar más allá la internacionalización, pues se ha vivido demasiado a expensas del programa Erasmus y no se participa bastante en otros proyectos europeos. Vivimos de las rentas del Erasmus en este sentido. La Universidad tiene un potencial investigador mal comunicado internacionalmente, en parte por un problema de idiomas. La institución debería crear más vías para que los investigadores adquieran destrezas en idiomas necesarias para potenciar sus comunicaciones científicas. (Precisamente hoy nos comunica un Vicerrectorado la puesta en marcha de una serie de cursos de inglés dirigidos al personal docente e investigador, impartidos tanto por nuestro departamento como por el Centro de Lenguas Modernas de la Universidad).
Habría que trabajar también más, en Humanidades, las aplicaciones prácticas de las disciplinas (supongo que el Dr. Vázquez piensa en traducción, en el caso de nuestra área)— y en la interdisciplinariedad e intensificación de la colaboración con otros colegas. En Filología Inglesa hay problemas para conseguir becarios, y su situación es distinta de Geografía, porque aquí los becarios que perseveran sí suelen tener salida profesional.
Valora positivamente por último el Dr. Vázquez su experiencia de los grupos de investigación y el cambio de dinámica que han supuesto, la autodisciplina que imponen, y los logros que han posibilitado—con un alto porcentaje de doctores de Filología Inglesa participando en ellos. (Yo no. Y hay que señalar que los grupos de investigación imponen a veces otras dinámicas menos atractivas, aparte de la autodisciplina).

El Dr. Mazo (Ciencias de la Antigüedad) recuerda que su área tiene una alta presencia en grupos de investigación (el 84% de los Doctores). Coincide con los otros ponentes en valorar muy positivamente los programas I+D y el funcionamiento por grupos de investigación. Pero, para el futuro, hay que potenciar el reconocimiento de la investigación en Humanidades. Seguimos siendo investigadores de segunda: en una reciente convocatoria típica, se destinaba a Humanidades el 1,84 % del presupuesto de investigación. Debemos justificar mejor la rentabilidad social de nuestra investigación, y una mejor consideración de su interés social se traducirá en menos limitaciones de entrada para la obtención de recursos. El Dr. Mazo se opone en principio a limitaciones como la de 12,000 euros máximo por proyecto en Humanidades.
En la organización de la investigación dentro de la Universidad, el encargo docente del profesor debería tener en cuenta las diferencias entre investigadores. Esta cuestión se retomará con mucho énfasis en el debate: se recuerda que el Rectorado ya ha establecido la medición del compromiso investigador de cada profesor; sólo falta la voluntad política de aplicar ese índice a la hora de distribuir la docencia.

Desde el público, el Dr. Marco sostiene que hace falta un cambio de modelo de universidad: pasar de la universidad docente a una universidad más investigadora, introduciendo figuras de personal exclusivamente investigador, o reorganizando la docencia de los investigadores para orientarla hacia másteres, cursos de doctorado, etc.

A este respecto, yo también intervengo y sostengo la importancia de tener un marco normativo claro. La cuestión del compromiso investigador, por ejemplo, se viene utilizando de modo nebuloso para justificar descargas docentes (al menos en mi departamento). Y es casi imposible conocer la postura del Rectorado al respecto. Lo mismo sucede con normativas que rayan los límites de la ilegalidad (los rayan por el otro lado): en mi departamento se ha establecido una normativa para que sean sólo los miembros de los equipos de investigación (ojo: no los investigadores, no quienes publiquen y tengan sexenios, etc., —sino exclusivamente quienes pertenezcan a los grupos de investigación subvencionados) los que tengan derecho a impartir clases en máster o a dirigir tesis doctorales. A los demás se nos excluye de entrada, sin baremarnos. Esto, ¿es legal? ¿Es ilegal? Ahora mismo yo no sé si lo es, o si lo será, aunque lo he recurrido; y el Rectorado mucho sospecho que tampoco lo sabe y que quizá tampoco lo quiera saber. Actualmente se encuentra en proceso de contencioso administrativo, de hecho el lunes hay un juicio para dirimir esta cuestión en el Juzgado Contencioso-Administrativo número 2 de Zaragoza. Los grupos de investigación pueden ser un elemento muy positivo, recalco, y no necesitan que los defienda yo: se defienden muy bien ellos solos. Lo que no se puede hacer es que acaparen por decreto todo el espacio académico, o que distorsionen el funcionamiento de los departamentos interfiriendo con lógicas grupales, o declarando nulos los méritos de quien no pertenezca al grupo. Esto es una seria distorsión.

Por otra parte, se han criticado las barreras administrativas artificiales para la investigación, como la exigencia de que haya un número determinado de profesores o de aragoneses en los equipos de Investigación. Aquí aprovecho para recordar que la Universidad como tal no se ha opuesto nunca a estas trabas administrativas, ni se ha manifestado en su contra. Antes bien, cuando el Gobierno de Aragón estableció estos criterios para el reconocimiento de grupos, la Universidad se limitó sin más a hacer suyos esos criterios.

Y cuando le ha tocado a la propia Universidad de Zaragoza el ofrecer convocatorias de proyectos de investigación, con sus limitados medios en años recientes, se ha olvidado totalmente de un apartado de los estatutos que dice que "la Universidad promoverá el desarrollo de grupos de investigación [hasta ahí bien] sin menoscabo de la investigación individual," cursiva mía. En las diversas convocatorias se excluye de entrada toda solicitud que no provenga de grupos. ¿Puede haber mayor menoscabo que no dar siquiera la oportunidad de competir, y excluir de entrada a quien no pertenezca a un grupo, —aunque se piense favorecer de entrada la solicitud de los grupos?

Otra cuestión que resalto yo como "estrategia de futuro" es tener en cuenta la revolución de las comunicaciones que ha supuesto Internet, y la web, en especial la 2.0. Debería haber mucha más presencia de la investigación en curso en la red, más visibilidad y más intercambio. Con más información, surgirán más oportunidades de colaboración, más interdisciplinariedad, y se aprovecharán mejor los recursos. Los equipos de investigación deberían hacerse visibles en la red, y hacer visibles sus resultados (que están financiados con dinero público). La Universidad acaba de inaugurar un repositorio digital de información, Zaguán, pero está infrautilizado. Tampoco hay dinamismo ni transparencia en las páginas web de departamentos, centros, titulaciones... No hay foros, ni blogs, ni agregadores de recursos informáticos, cuando el coste de establecer esto es nulo, si se favorece el establecimiento de una red desde los diferentes órganos, luego es fácil para cada sección o grupo desarrollar páginas y herramientas visibles, pues están disponibles gratuitamente todo tipo de servicios para ello. Si la universidad quiere visibilizarse, y promover su investigación, y hacerla accesible, no puede desentenderse de la revolución en las comunicaciones para generar y transmitir ideas (no sólo para enviar impresos por la red). Aunque eso conlleva el precio de la transparencia, que no sé si está dispuesta a pagar.

Es la nuestra una Facultad, y una Universidad, donde faltan más jornadas como éstas que ofrezcan un espacio público de encuentro. Son necesarios más foros como esta jornada para compartir ideas sobre la situación de nuestra profesión e información sobre la Facultad. Pero ahora los foros están, o deberían estar, en la red, y ser permanentes.


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