Recordatorio a la memoria
Una nota de prensa del Foro Ermua. Y es muy oportuno el recordatorio, por cierto, ahora que hay aspavientos de "mediadores internacionales" para ver si el gobierno se anima a negociar con los terroristas, o a tener manga ancha con ellos, ahora que están camuflados, es un decir, en las listas de los partidos nacionalistas vascos. Y cuando a estas alturas el Congreso todavía no ha retirado al Gobierno la autorización para negociar con terroristas que le dio en 2005—ni lo hará.
Intervención de Ana Iríbar, presidenta de la Fundación Gregorio Ordóñez, en la Comisión de Interior del Congreso de los Diputados acerca de la proposición de ley de reconocimiento y protección integral a las Víctimas del Terrorismo
Ana Iríbar / Presidenta de la Fundación Gregorio Ordóñez
Señorías, he sido invitada para comparecer ante ustedes como presidenta de la fundación Gregorio Ordóñez Fenollar, que se constituye en diciembre de 1995 para, entre otros objetivos, mantener viva la memoria del primer teniente de alcalde de San Sebastián y parlamentario vasco por el Partido Popular, asesinado por ETA el 23 de enero de 1995, de un tiro en la nuca, mientras almorzaba en un bar de la parte vieja donostiarra.
El motivo de mi comparecencia, la proposición de Ley de reconocimiento y protección integral a las víctimas del terrorismo. He leído este documento no con la mirada de un jurista, puesto que no lo soy, sino atenta a su filosofía, a su literatura, a los motivos que la propician. Y empiezo por manifestar mi grata sorpresa por el hecho de que todos los grupos políticos hayáis firmado esta proposición.
Entiendo que, a grandes rasgos, esta nueva ley mejorará la acción indemnizatoria dirigida a las víctimas del terrorismo ya contemplada en la Ley de Solidaridad con las víctimas de 1999; añade elementos nuevos como el reconocimiento de la figura del amenazado; propone la apertura de una ventanilla única en la Audiencia Nacional para atender e informar a las víctimas; se traslada además al 1ero de junio de 1960 para hacerse retroactiva en el tiempo; institucionaliza un día para honrar la memoria de las víctimas del terrorismo. Todo ello articulado sobre cuatro conceptos, memoria, dignidad, justicia y verdad, los mismos que han inspirado a la AVT durante esta última década, y que incluso han encabezado las manifestaciones convocadas por esta asociación contra la negociación del gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero con ETA. Esta proposición de ley contempla sin duda importantes medidas de actuación, aunque en muchos de los casos están sometidas a la colaboración con otros organismos e instituciones, lo que puede ralentizar e incluso dificultar la efectividad de muchas de sus propuestas. Me pregunto cómo le van a pedir a un ayuntamiento gobernado por ANV que elimine fotos, monumentos y demás propaganda terrorista.
Esta Ley me parece un ejemplo de pura paradoja si la contemplamos en el tiempo y en el espacio en los que se gesta. Defienden ustedes su interés por "proteger la dignidad pública de las víctimas" -del título VII- cuando suman 43 los ayuntamientos vascos y navarros gobernados por ANV en la actualidad. Si por ejemplo entran en la página web del ayuntamiento de Mondragón, donde les recuerdo es asesinado el ex concejal del PSE Isaías Carrasco, se propone en el área de servicios sociales "ayudas a familiares de presos". Curioso este ayuntamiento de alcaldesa y concejales "no adscritos" ¿qué quiere decir? A mi juicio esta situación es en sí misma, una indignidad cruel para cualquier víctima del terrorismo. Pero entiendo que esta Ley va a cambiar las cosas.
Paradójico es el expreso "respeto a la justicia" que recoge este proyecto cuando en un estudio reciente de la FVT, sabemos que existen 330 asesinatos sin sentencia y 100 de ellos ya han prescrito o están a punto de hacerlo. Podrían empezar sus señorías por alentar y dotar a la audiencia nacional y demás organismos pertinentes para solucionar un problema básico cuando hablamos de justicia o de verdad, y de víctimas del terrorismo. En nuestro caso particular, transcurrieron 12 años hasta que se juzgó a Francisco Javier García Gaztelu; Valentín Lasarte es hoy al parecer un preso arrepentido trasladado al norte con trabajo y salario en la cárcel y queda por ser juzgado Juan Ramón Carasatorre, quien según hemos sabido por la prensa, cumple condena en Francia esperando ser extraditado. Pero al parecer, todo esto va a mejorar.
Paradójico resulta ese "compromiso permanente", esa "solidaridad", ese anhelo por conservar la memoria de las víctimas que gracias a esta Ley se van a desencadenar cuando, durante muchos años, el partido político que nos ha gobernado en el País Vasco, a veces con el PSE, ha menospreciado a las víctimas del terrorismo y pisoteado su dignidad llegando al colmo del paroxismo, con el nombramiento de un terrorista -hoy a la fuga- como presidente de la comisión de derechos humanos. Una solidaridad que en el caso de Gregorio Ordóñez llegó con 10 años de retraso al ayuntamiento de San Sebastián y 13 al parlamento vasco, en forma de placa conmemorativa.
En el País Vasco siempre he lamentado la ausencia de una empatía sincera hacia las víctimas por parte de nuestros gobernantes nacionalistas que han sabido esconderse todos estos años tras un "nosotros no hemos sido" y siempre nos han enseñado a mirar para otro lado. Éste es uno de los motivos por los que necesitan también ustedes esta Ley, y que evidencia su rotundo fracaso a lo largo de todos estos años en la construcción de una sociedad moderna y democrática de ciudadanos libres, preocupados como estaban en otros proyectos mientras ETA seguía matando.
Es muy triste, es lamentable, comprobar que necesitan legislar sobre conceptos como la dignidad o la solidaridad, como si tuvieran que aprenderse una asignatura que llevan suspendiendo en bastantes ocasiones -me remito a otro ejemplo, a los momentos en los que el gobierno de España ha negociado con los terroristas. Ahí no creo que hubiera ni dignidad, ni memoria, ni justicia. Yo sé que recordar estos episodios resulta incómodo. Sin embargo no puedo desligarlos de esta ley, no después de haber nacido, crecido y vivido en el País Vasco; no después de haber sido testigo de la amenaza constante que sufría Gregorio Ordóñez; de las pintadas en la puerta de nuestra casa, de los insultos en la calle, y aun después de asesinado, de la profanación de su tumba. A propósito de todo ello y de la mención expresa que hacen a la "cosificación" que el terrorismo hace de las víctimas y a la consideración de las mismas como víctimas políticas, quiero añadir que Gregorio Ordóñez no es sólo una víctima política, es una víctima ideológica. La batalla en el País Vasco es una batalla ideológica en una sociedad profundamente politizada, "partidizada", diría yo; la batalla ideológica de un nacionalismo sanguinario y de un nacionalismo excluyente contra quienes siempre defendieron la libertad.
Pero curiosamente esta palabra apenas es mencionada en un par de ocasiones en su extensa exposición de motivos y titula el artículo 57 en referencia a los valores educativos que consideran hay que difundir en las escuelas cuyos mapas geográficos por cierto siguen incluyendo una Euskal Herria con Navarra y parte de Francia.
Desde el mayor de mis respetos quiero manifestarles algo que ya le dije al Director General de la oficina de Víctimas del Terrorismo; devolvería hoy hasta el último céntimo de las indemnizaciones y renunciaría a ellas si con ello tuviera la seguridad, si con ello se comprometieran ustedes con esta Ley a no negociar con los terroristas, a impedir su participación en las instituciones, a perseguir y aislar a los terroristas y a sus cómplices, a defender el cumplimiento íntegro de las penas e impedir casos tan terribles como el de Juana Chaos o el de Pilar Elías en Azcoitia. En mi caso, ésta es la mejor manera de dignificar la vida y la muerte de Gregorio Ordóñez.
Si lo que de verdad quieren es honrar la memoria de todas las víctimas, rendirles homenaje, "garantizar que no se produzcan situaciones injustas o de desamparo", tendrán que empezar por revisar sus respectivos intereses de partido, y ser consecuentes. Lo fácil es hablar de dignidad, de memoria, de justicia y de verdad. Pero después de 50 años de terrorismo debo exigirles algo más que lirismo. Defender la dignidad de las víctimas significa combatir policial, judicial, política e ideológicamente a ETA y renunciar expresamente a la negociación. Es reconocer el sacrificio humano de tantos conciudadanos por defender la libertad de todos nosotros. Les pido que por favor piensen en ellos. En Gregorio Ordóñez. En Miguel Ángel Blanco. En Fernando Múgica. En Isaías Carrasco. Piensen en todos y cada uno de ellos cada vez que sientan la tentación de hacer una sola concesión al mundo terrorista. Sólo así esta Ley dejará de ser una paradoja.
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