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Mark Turner: La capacidad del pensamiento humano

sábado, 16 de marzo de 2013

Mark Turner: La capacidad del pensamiento humano

Traduzco aquí un artículo de Mark Turner sobre ciencia cognitiva, "La capacidad del pensamiento humano" ("The Scope of Human Thought"). Mark Turner es profesor de ciencia cognitiva en Case Western Reserve University.

El artículo apareció originalmente en On the Human (17 agosto 2009), http://onthehuman.org/humannature/?p=294, seguido por respuestas de lectores que son resumidas y comentadas por Turner al final del artículo en su versión aparecida en el SSRN, 
"The Scope of Human Thought."
Añado (en cursiva entre corchetes) un comentario enfatizando la relevancia para la narratología, en especial para la noción de anclaje narrativo, de la teoría de Turner sobre la fusión conceptual. También emplea Turner el término anclaje, si bien en un sentido algo diferente, relativo a la gestión de mapas conceptuales en general.


La capacidad del pensamiento humano

Biológicamente somos semejantes a otros animales, pero mentalmente les sacamos una ventaja enorme. La capacidad del pensamiento humano es inmensa. ¿Por qué somos tan diferentes?

Los animales, incluyéndonos a nosotros, viven, piensan y sienten en el aquí y ahora. Vivir, pensar y sentir son acontecimientos biológicos, que existen únicamente en el presente. Cuando pensamos en el pasado o en el futuro, o en alguna cosa distante o externa a la situación en la que estamos habitando, el pensar y el sentir no están distantes—están aquí mismo, ahora mismo, presentes, confinados a nuestra situación local a escala humana, llevados a cabo mediante sistemas biológicos de aquí y ahora.

[JAGL: La teoría de Turner es un desarrollo muy interesante de la teoría de los marcos de Goffman, mostrando cómo estos marcos se desplazan, fusionan y extienden para generar el universo simbólico en que habitamos. Sobre la naturaleza virtual de la realidad simbólica orquestada por el lenguaje, ver lo que en otra parte hemos llamado "la Caverna del Cerebro". Ver también el comentario sobre Kenneth Burke, "Las cosas significan palabras"].

A este respecto somos como los perros, los chimpancés, los córvidos, los chimpancés. Un ser humano puede que haya estado vivo hace diez alos y puede que siga vivo dentro de diez años, pero nuestra actividad cerebral de hace diez años o de dentro de diez años no existe. Los únicos sistemas para vivir, pensar y sentir que poseeen los seres humanos son los que activan sus cuerpos aquí y ahora.

Este panorama lo trazó Sir Charles Sherrington, quien describió al cerebro como un "telar encantado" en el que "millones de lanzaderas pasan como centellas tejiendo un patrón que se disuelve, siempre un patrón significativo, aunque nunca duradero" (Sherrington, [1941] 1964, p. 178)

Que se disuelve, nunca duradero. Y sin embargo nuestro pensmamiento se viaja por el tiempo y por el espacio, a través de largas cadenas causales y posibilidades a largo plazo, cruzando ausencias presentes y potenciales, cruzando historias mentales que poblamos, en la imaginación, con miles, miles de millones de agentes humanos cuyas mentes imaginamos ser como las nuestras—llenas de creencias, planes, decisiones y juicios, todos con un amplio ámbito. Los contenidos de nuestros pensamientos no nos parecen evanescentes y en disolución.

Los científicos han meditado sobre el ámbito del pensamiento humano y han intentado explicar sus orígenes. Antonio Damasio, en La sensación de lo que pasa (The Feeling of What Happens, 1999), ofrece una teoría especulativa sobre cómo el desarrollo neurológico pudo hacer posible la "consciencia extendida":



La consciencia extendida todavía se articula sobre el mismo núcleo central de tu identidad, pero ese "tú" está ahora conectado al pasado vivido y al futuro anticipado que son parte de tu registro autobiográfico (p. 196). 

[JAGL: Esta noción en concreto es especialmente útil para conceptualizar una teoría generalizada del anclaje narrativo del yo, de su historia personal y de la construcción de sus mapas narrativos personales, en el ámbito de un pasado vivido y un futuro anticipado—que en el caso de los seres humanos son pasados y futuros sociales, colectivamente generados. Ver El anclaje narrativo].

Endel Tulving (1985a y 1985b) enfatizó nuestra capacidad de viajar mentalmente en el tiempo, nuestra capacidad de memoria episódica, y de consciencia autonoética ("que se conoce a sí misma"). En la consciencia autonoética, poedemos recuperar el episodio en el que algo sucedió. "La consciencia autonoética . . . permite que un individuo se haga consciente de su propia identidad y de su existencia en un tiempo subjetivo que se extiende desde el pasado, a través del presente, hasta el futuro" (1985b, p. 388). Ulric Neisser llamó la atención sobre nuestras notables capacidades en su clásico artículo "Cinco clases de autoconocimiento" ("Five Kinds of Self-Knowledge", 1988). Cientos de científicos ha participado en esta investigación. Aquí hay uno de los más recientes:



Un yo individual puede parecer un elemento fijo, abrazando su aquí-y-ahora como ropa interior que no se cambia, pero de hecho es un cordón, que se entrelaza hacia atrás y hacia adeante en el tiempo para tejer y unir nuestros momentos pasados y futuros . . . Un yo individual es un Tardis, una máquina del tiempo; se te puede tragar y escupirte en otro sitio. (Charles Ferneyhough, The Baby in the Mirror: A Child's World from Birth to Three; Londres: Granta, 2008, p. 129).

Las expresiones de pasmo ante la inmensa capacidad del pensamiento humano también se prestan a objeciones:

Objeción 1: No es para tanto. ¿Cómo va a ser tan pasmante y tan difícil, si todo el mundo puede hacerlo, incluso los niños?

Esta objeción profana no tiene peso en las comunidades científicas. La ciencia cognitiva ha mostrado repetidamente que comportamientos humanos aparentemente simples son mucho más complicados de lo que podríamos imaginar, y que nuestras teorías populares que supuestamente los explican son erróneas desde el principio en muchos aspectos. Está bien reconocido que las amplias capacidades de la mente humana son un problema de primera magnitud: están mucho más allá de las capacidades de otras especies, y no hay un consenso científico sobre qué es lo que las hace posibles.

Objeción número 2: ¿No nos construye la evolución de manera que nuestras acciones de aquí-y-ahora tengan consecuencias a largo plazo? No proporciona el instinto una conexión entre el aquí-y-ahora y el resto de nuestras vidas?Sí que lo hace. El instinto hace que la ardilla entierre nueces y que el ser humano desee a un miembro del sexo opuesto sin necesidad de pensar en el hambre o en nietos preciosos. Pero no es ésa la cuestión. La cuestión es, cómo puede un ser humano pensar en una red de conexiones tan amplias, incluyendo los estados pasados y futuros de su propia mentes y las mentes de otros seres humanos.

Objeción 3: ¿Y la memoria? ¿No soluciona la memoria al menos el problema de la continuidad a través del tiempo?¿No trae la memoria el pasado el presente?No tan rápido. La memoria está por supuesto sólo en el presente, y un recuerdo particular está sólo en el presente, aunque parece como si el recuerdo detallo entrara volando viniendo desde hace mucho tiempo, llavado a nuestras mentes presentes por los vientos de antaño. Tanto nuestra memoria como sistema y el recuerdo particular que experimentamos son acontecimientos biológicos presentes. El universo no se dobla hacia atrás sobre sí mismo cuando recordamos, para hacer que dos tiempos diferentes se interseccionen en uno. Esta sensación de la intersección del pasado y del presente—una de las principales apoyaturas de la vida y del arte, desde Homero a Proust, de las brujas de Macbeth al Dr. Who, es una ilusión adaptativa.

[JAGL: Pensemos en la noción de distorsión retrospectiva o hindsight bias: siendo que el pasado es un producto del presente, evidentemente se adecúa a las funciones presentes de ese pasado].

Objeción 4: ¿Realmente somos tan especiales? ¿No dan señale otros animales de pensar más allá del aquí-y-ahora?
Esta objeción es muy seria e importante. Los estudios sobre esta cuestión son fascinantes: Hay sugerencias de que los perros tienen algunas habilidades sociales semejantes a las humanas (Hare & Tomasello 2005); que las ratas tienen algún sistema memorístico semejante a la recuperación de recuerdos (Fortin, Wrigth & Eichenbaum 2004); que los arrendajos de matorral tienen algo semejante a la memoria episódica (Coayton & Dickinson 1998); que los chimpancés tienen alguna comprensión de que sus compañeros de especie tienen objetivos, intenciones, percepciones, y conocimiento (Call & Tomasello 2008; Tomasello, Call, & Hare 2003); que Santino, el chimpancé de un zoo sueco, almacena rocas como parte de un plan para tirárselas luego a los visitantes humanos (Osvath 2009), y así sucesivamente. Hay muchos datos para defender la forma débil de esta objeción, y es previsible que la ciencia vaya avanzando poquito a poco aquí y allá, desarrollando nuestra comprensión de lo que pueden hacer mentalemente otras especies. Pero la forma fuerte de esta objeción no tiene patas en que apoyarse. Los impresionantes logros de miembros de otras especies tienen límites serios que los seres humanos pulverizan sin esfuerzo, desde una edad temprana, sin ayuda de una especie más avanzada.

¿Qué es lo que hace posible la inmensa capacidad del pensamiento humano? En otro lugar (Fauconnier y Turner 2002, Turner 2003-2009) hemos sostenido que los animales no humanos poseen impresionantes capacidades de integración conceptual en estado rudimentario, pero que los seres humanos tienen una forma avanzada, llamada "mezcla de doble ámbito". Se ha sostenido (Turner 2008, Turner 2004, por ej.) que la mezcla de doble ámbito posibilita la gran capacidad del pensamiento humano. La mezcla de doble ámbito nos da la capacidad de concebir otras mentes plenamente, y de comprender redes conceptuales extendidas que de lo contrario quedarían fuera de nuestra cognición. Estas redes conceptuales extendidas tienen complejas "relaciones vitales" circulando por toda la red: relaciones de tiempo, espacio, causa-efecto, representación, la analogía y desanalogía, el cambio, la identidad, el carácter único de algo, etc.

Lo que sigue aquí es una brevísima exposición de lo más central de esta hipótesis.


La escala humana

Un ser humano en el momento presente de su situación espacial tiene, como cualquier mamífero, un cerebro que se halla en determinado estado de activación, con sistemas integrados para la afección, la percepción, la inferencia y la interpretación. Los cerebros humanos están construidos de modo que conciben escenarios que se hallan a escala humana. A escala humana
- funcionamos en el marco de ámbitos espaciotemporales limitados.
- dividimos nuestros campos sensoriales entre objetos y acontecimientos
- interactuamos localmente con los objetos
- reconocemos a algunos de esos objetos como agentes
- interactuamos con algunos agentes en actividades que siguen esquemas ordenados: comer, moverse, pelear, aparearse.
En sustancia eso es para lo que estamos construidos. En cierto sentido, es lo que somos.

Para las otras especies, esta escala, o una similar a esa, parece ser básicamente la historia completa de la existencia. Ningún animal no humano, por ejemplo, parece ser capaz de comprender que otros animales tienen creencias, o cuáles podrían ser esas creencias. No hay ningún animal no humano que parezca capaz de preguntarse cómo sería su vida si hubiese hecho algo diferente hace diez años. Ningún animal no humano parece ser capaza de preguntarse qué le sucederá a su descendencia todavía inexistente.

Los seres humanos, en cambio, tienen

- un concepto de sí mismos como poseedores de una identidad personal característica y que transcurre en el tiempo;
-
 concepciones según las cuales otros agentes poseen asimismo identidades personales características y que transcurren en el tiempo;
- concepciones según las cuales otros agentes poseen en el tiempo el sistema estándar de los elementos de la psicología popular, es decir, emociones, objetivos y creencias que guían las acciones y reacciones.
- un concepto de su yo que incluye relaciones con la psicología de los otros, y recíprocamente, concepciones de esos otros como poseedores a su vez de conceptos del yo que contienen relaciones con la psicología de uno mismo, es decir, del sujeto que está concibiéndolos a esos otros en primer lugar.
- Un concepto del yo y de la identidad personal propia como algo que habita de modo muy imbricado tanto el pasado como el futuro.

Es un problema científico de primer orden el que los seres humanos sean la única especie que parece capaz de pensar y sentir más allá de los límites de la escala correspondiente a su especie. La escala humana es fundamental para el pensamiento y el sentimiento humanos, pero vamos más allá de nuestra escala de modos tan complentemante diferentes de los miembros de otras especies, que eso nos sitúa en una galaxia diferente del pensamiento y de la sensación. Somos como el Dr. Who, que puede usar su Tardis para moverse a través de ámbitos diferentes del espacio y del tiempo que superan ampliamente la escala humana. Los seres humanos tienen un Tardis mental, un Tardis interno. Aquí tratamos de nuestro Tardis mental.
La escala de la red

La hipótesis que aquí se propone es que nuestra capacidad de mezcla conceptual de ámbito doble nos da la capacidad de inmensas extensas redes conceptuales con extensas relaciones vitales que no obstante están ancladas en escenas a escala humana. La escala de la red puede ser muy amplia aunque la escala humana no lo sea, porque la escala de la red está anclada en la escala humana. La mezcla a escala humana contenida en la red nos proporciona una plataforma, un andamio, una base cognitiva familiar, desde la cual abarcar, gestionar, manipular, transformar, desarrollar y manejar la red. El anclaje a escala humana en la red puede conseguirse mezclando elementos conceptuales de la red en una escena a escala humana o confiscando para la red alguna estructura mental que ya esté a escala humana, y mezclando con ella el resto de la red. Es importante observar que una vez hemos mezclado estructuras conceptuales para crear una nueva mezcla que tenga propiedades a escala humana, esa mezcla se halla ahora, para nosotros, a escala humana, y puede usarse como anclaje para redes futuras. Estas nuevas mezclas a escala humana se convierten en una segunda naturaleza para nosotros, y la mezcla es recursiva: mezclas empaquetadas a escala humana se convierten en el material de entrada para nuevas redes. Lo que antes estaba más allá de la escala humana ahora está empaquetado a escala humana. Lo que cuenta como una escala humana se extiende repetidamente a lo largo del tiempo de una vida. Por dar un ejemplo, el concepto de escritura resulta de mezclas de doble ámbito (Fauconnier y Turner 2002). Las redes de integración conceptual relativas a la escritura parecen tener como máximo 8.000 años. Por tanto tiene que haberles costado a las culturas decenas de miles de años el inventar las redes necesarias para la escritura, y un niño de hoy, con apoyos y una compleja tutela cultural, todavía ha de dedicar un tiempo y esfuerzo considerables a construir la mezcla relevante a escala humana y su red. Pero una vez se ha adquirido la red, parece natural, inevitable, carente de esfuerzo. Se hace difícil si no imposible el mirar unas inscripciones determinadas y ver sólo incripciones, no palabras. El trabajo de integración conceptual necesario para comprender la escritura requiere elementos conceptuales que se dan a escala de red, y crea una mezcla a escala humana para la red, de modo que nos podamos agarrar a esa red conceptual.

La capacidad del pensamiento humano es la escala de red, aunque estemos construidos para la escala humana, porque la mezcla de ámbito doble proporciona anclajes a escala humana a amplias redes de integración conceptual.

Empaquetando a escala humana el universo conocido

Hacia el final de la versión fílmica de su presentación de diapositivas sobre el calentamiento global, Al Gore presenta una imagen de la Tierra, el punto azul claro fotografiado desde cuatro mil millones de millas de distancia en el espacio. Explica,

Todo lo que ha sucedido jamás en toda la historia humana ha sucedido en ese punto. Todos los triunfos y las tragedias, todas las guerras y hambrunas, los grandes avances. Eso es lo que está en juego—nuestra capacidad de vivir en el planeta Tierra, de tener un futuro como civilización.

Al concluir, asevera Gore:

Bien puede ser que las generaciones futuras tengan ocasión de preguntarse, "¿En qué estabn pensando nuestros padres? ¿Por qué no se despertaron cuando tenían la oportunidad?" Tenemos que ser capaces de oír esa pregunta suya ahora.

Gore nos incita a activar vastas redes de integración conceptual que se dan a escala de vastas redes: una distancia de cuatro mil millones de millas, y toda la historia humana más el futuro. Pero, mediante el uso de la fusión conceptual de doble ámbito, podemos empaquetar esta red a escala humana.

Primero, el espacio queda empaquetado a escala humana. Tenemos una noción corpórea de la visión, a escala humana, tomada de nuestra experiencia visual local, según la cual cuanto más nos alejamos de un objeto, menor es el ángulo que ocupa en nuestro campo de visión. Esta es una estructura conceptual a escala humana. Gore también nos incita a activar la estructura conceptual del universo, con la Tierra en algún punto del mismo. La incompatibilidad de estas estructuras conceptuales es evidente. Sólo para empezar, los seres humanos no pueden irse a cuatro mil millones de millas de la Tierra para echar un vistazo. Pero podemos proyectar nuestras intuiciones visuales locales a la mezcla empaquetada, y en la mezcla podemos ver la Tierra desde cuatro mil millones de millas de la misma manera que podríamos ver un pájaro en un árbol. En la mezcla, la Tierra se convierte en una cosa pequeña y frágil, sometida a nuestra acción, que evoca una responsabilidad local.

Segundo, el tiempo queda empaquetado a escala humana. Descendientes no nacidos—miles de millones de ellos—nos están hablando, y los oímos. Hay razones por las cuales podríamos no oírlos: no existen; son demasiados; están distribuidos por toda la Tierra; se extienden a lo largo de muchas generaciones; no todos hablan inglés; podrían no estar hablando siquiera, sino escribiendo o pensando, etc. Pero ahora, en la mezcla empaquetada que sirve de anclaje a la red, todos los individuos de las generaciones futuras están empaquetados en una voz humana, la voz de nuestro hijo. La estructura emergente de la mezcla empaquetada es sorprendente: ahora, en la mezcla, cada uno de nosotros puede oír voces de nuestros descendientes, aunque de hecho algunos de nosotros, en realidad no tenemos hijos siquiera. Y oímos su pregunta ahora.

Este milagro conceptual—anclar una inmensa escala de red a una escala humana—es un juego de niños para los seres humanos. Este juego de niños es lo que nos separa de todas las demás especies. Cada niño humano nace siendo un genio.



Lista de referencias


Call, J., and M. Tomasello. "Does the Chimpanzee Have a Theory of Mind? 30 Years Later." Trends in Cognitive Science 12 (2008): 187-192.

Clayton, N. S., and A. Dickinson.  "Episodic-like Memory During Cache Recovery by Scrub Jays." Nature 395 (1998): 272-272.

Damasio, Antonio. The Feeling of What Happens: Body and Emotion in the Making of Consciousness. New York: Harcourt, 1999.

Fauconnier, Gilles, & Mark Turner. The Way We Think: Conceptual Blending and the Mind's Hidden Complexity. New York: Basic Books, 2002.

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http://www.inform.umd.edu/EdRes/Colleges/ARHU/Depts/English/englfac/Mturner/cin.web/cin.html

Ferneyhough, Charles. The Baby in the Mirror: A Child's World from Birth to Three. London: Granta, 2008.

Fortin, N. J., S. P. Wright, and H. Eichenbaum. "Recollection-like Memory Retrieval in Rats is Dependent upon the Hippocampus." Nature 431 (2004): 188-191.

Hare, B., and M. Tomasello. "Human-like Social Skills in Dogs?" Trends in Cognitive Science 9 (2005): 439-444.

Neisser, Ulric. "Five Kinds of Self-Knowledge." Philosophical Psychology 1 (1988): 35-58.

Osvath, Mathias. "Spontaneous Planning for Future Stone Throwing by a Male Chimpanzee." Current Biology 19.5 (2009): R190-R191.
    doi:10.1016/j.cub.2009.01.010

Sherrington, Charles Scott (Sir). Man on His Nature. [The Gifford Lectures, Edinburgh, 1937–1938]. New York: Macmillan Co.; Cambridge: The University Press, 1941.
_____. Man on His Nature. New York: New American Library, 1964.

Tomasello, Michael, Joseph Call, and Brian Hare. "Chimpanzees Understand Psychological States – The Question is Which Ones and to What Extent." Trends in Cognitive Science 7.4 (2003): 153-156.

Tulving, Endel. "Memory and Consciousness." Canadian Psychology 26 (1985): 1-12.

_____. "How many memory systems are there?" American Psychologist 40.4 (1985): 385-398.

Turner, Mark "The Mind is an Autocatalytic Vortex." In The Literary Mind. Vol. 24 (2008) of REAL: Yearbook of Research in English and American Literature. Ed. Jürgen Schlaeger. Tübingen: Gunter Narr Verlag, 2008.
_____. "The origin of selkies." Journal of Consciousness Studies 11.5-6 (2004): 90-115.
_____. The Blending Website. 2003-2009.  
    http://blending.stanford.edu




 (Discontinued. See Blending and Conceptual Integration http://markturner.org/blending.html )
_____. Cognitive Dimensions of Social Science: The Way We Think About Politics, Economics, Law, and Society. New York: Oxford UP, 2001.
_____. The Literary Mind: The Origins of Language and Thought. New York: Oxford UP, 1996.


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Respuestas a los comentarios, 26 de agosto de 2009
Continuará...

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