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Vanity Fea

Back in School Again

jueves, 18 de julio de 2013

Back in School Again

Entre los sueños recurrentes que vuelven con variantes me acuerdo de varios: estar perseguido o acosado por toros y vacas (e incluso yaks y bueyes almizcleros la semana pasada), volar precariamente, con pedaleos de bicicleta y sin poder despegarme mucho del suelo; salir por la calle desnudo o en paños menores, con una mezcla extraña de vergüenza y despreocupación... Bueno, pues otro de éstos es el de encontrarme por sorpresa convertido en estudiante otra vez, o descubrirme súbitamente matriculado en asignaturas a las que no he asistido, y de las que tengo que examinarme pronto... Back in school again, los llamo cogiéndoles un verso de los Beatles (de "Maxwell's Silver Hammer"). Hoy he tenido una variante del sueño, con vuelta al instituto.

Me veía mezclado en un grupo de estudiantes parloteando de sus cosas, entre ellos mi hijo, que hablaba con un grupo animadamente de cine, recomendándoles películas—El Viaje de Chihiro, en concreto, película japonesa aborrecible para mí. Casi igual de aborrecible, pensaba yo en el sueño, era que mi hijo ponía para hablar con sus colegas una voz de gay agudo o mariquita clásico, yo no le decía nada pero me maravillaba de que a) pusiese esa voz inhabitual para hablar con sus amigos, y b) que no diesen éstos señales de desaprobación o extrañeza o burla, ante ese tonillo, y lo aceptaban con tanta naturalidad como sus indeseables recomendaciones fílmicas.

Pero no eran mi hijo y su grupillo de chicos y chicas los protagonistas del sueño, de hecho se disolvían rápidamente al llegar la hora de ir a clase, se levantaban de los bancos donde estábamos todos y se iban como quien tiene costumbre y saber hacer, y no parecía un instituto el sitio donde estábamos, sino una facultad bastante grande, mezcla de varias universidades poco familiares por las que pasaba yo de congresista en siglos pasados. Y me veía yo en la necesidad de ir a clase también, pero solo y sin apoyo ni grupillo, y no sabía a qué aula debía ir. Iba preguntando, ¿dónde va el grupo 10B? (Mi grupo sí lo conocía, al parecer). Y unos conserjes me enviaban a pasillos y escaleras enormes, el edificio era como aquel museo de Nabokov que crecía exponencialmente al ir avanzando por las salas, una cosa un poco tipo Carceri de Piranesi, o diseño multiniveles de Escher. Pero no problemo, encontraba yo pronto el aula 10B, que para más señas tenía encima de la puerta un cartel hecho con escritura manuscrita mía, ampliada y convertida en cartel, donde había una lista de los profesores que iban a impartir clase en esa aula.

¡Y entre ellos estaba yo! Menuda faena, yo pensando que iba a ir de estudiante, a oir pacíficamente o a desconectar maliciosamente la mente en clase, y resulta ahora que tenía que ser yo el que impartiese una clase, nada menos que sobre "Intencionalidad", según decía el cartel. Aquí sofoco súbito, o sensación de estar en un sueño de los de paños menores, pues me daba cuenta de que me había dejado los apuntes sobre el tema, o que no los tenía, y que tendría que improvisar malamente lo que pudiese contarles sobre la "Intencionalidad"... poco y mal, mejor a cámara lenta y recreándome en cuatro ideas básicas, como los conferenciantes apreciados. Así que empezaba a repasar mentalmente lo poco que sabía de Husserl, o de éste otro, de Searle (who's Searle?)—y enseguida se me aclaraba el panorama, me decía, bah, a ver, pongo cuatro ideas juntas sobre la consciencia, la teoría de la mente y la atención, y seguro que no quedo mal del todo.  Ya un poco aliviado, sobre todo porque había otros dos conferenciantes o profesores o lo que fuesen antes que yo, decidía redondear la cosa relacionando intencionalidad con teoría de la representación, en concreto con la representación de la intencionalidad en el relato (creo). Lo que sí barajaba seriamente era comenzar con estos versos de Rubén Darío:


Dichoso el árbol, que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura, pues ésa ya no siente;
que no hay dolor mayor que el dolor de estar vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.


—Lo cual tiene su aquél, visto que el que se lo estaba inventando no estaba muy consciente, o no del todo.  Otra cuestión que me rondaba por la cabeza es que entre los grupos de estudiantes había visto a mi directora de tesis, y me asaltaba la duda de si le habría pasado lo mismo que a mí, que se habría hecho un lío entre si era profesora o alumna, o si estaba de oyente por diversión y había decidido asistir a mi clase a ver qué decía yo de la intencionalidad. En tiempos me tenía bien considerado a nivel intelectual, luego bajé varios puntos supongo. Lamento interrumpir el sueño aquí, pero creo que la clase no llegaba a impartirse en mi sueño, aunque quizá sí haya tenido lugar en otra dimensión más tenue todavía de la existencia que ese lugar al que se llega

By a route obscure and lonely,
Haunted by ill angels only,
Where an Eidolon, named NIGHT,
On a black throne reigns upright,
I have reached these lands but newly
From an ultimate dim Thule....

 

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