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Vanity Fea

Number Nine

Number Nine

Me acuerdo mucho estos días de Javier Sánchez, y siento que no vaya a verlo ni a hablar con él nunca más. Se ha ido al sitio donde esas cosas no importan. Los difuntos: un club en el que cada vez conocemos más gente; si seguimos vivos allí van a parar todos nuestros conocidos y amigos, y casi nos importan más que los vivos indiferentes que nos acaban rodeando—hasta el punto de que acabaremos pensando que somos uno de ellos, uno de los vivos indiferentes, o uno de los muertos vivientes, o un difunto prematuro más. Me apena ver el nombre de Javier en gris en esta lista que nos pasaron de los profesores del departamento por orden de prelación y antigüedad; era el número nueve. Ahí acabaremos todos, en el gris que todo lo disuelve. Borges diría que, puesto que somos mortales, en cierto modo es como si hubiésemos ya muerto. Pero todo lo había dicho ya Shakespeare, esto en concreto cuando llama a los vivientes "a walking shadow" en el famoso parlamento de Macbeth. Los profesores también pisamos la tarima comopoor players.

A Javier le gustaba Shakespeare, y muchos años lo explicó. Me acordaba de él leyendo esta novela, Will,sobre los últimos días del actor, que está aquí recordando su vida, larga como la vida y breve como un sueño:
 
What dreams may come.

There was a story about an emperor who dreamed he was a butterfly, and when he told it to one of his sages, the wise man asked him, how do you know you're not a butterfly dreaming you're an emperor? Good answer, Will. How do you know you're not a butcher's boy dreaming you're a dramatist? Or were a dramatist. It feels like a dream now, though it was only yesterday. But that's what happens as you approach the end of your time. The life you had drifts past you and away from you as if you were a drowning man. You see it as a sea of trouble, flecked with bright heads lolling slowly in the wishless sleep, all those you knew and loved, gone from you now, irretrievably lost.

(Christopher Rush, Will)


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