La Torre de Babel, cum commento
Tiene lo suyo, la Torre de Babel, y es que precisamente una de las funciones del lenguaje (así como de la cultura, rituales característicos y extravagantes, maneras de vestir y arreglarse, piercings, etc.) es distinguir a un grupo frente a otro, sobre todo en la época de competencia extrema entre grupos si nos atenemos a una (creíble) teoría de la importancia de la autodepredación humana. El lenguaje separa y marca a los enemigos: por tanto la diferenciación lingüística también se crea activamente allí donde hay fuerzas ecológicas que promuevan la rivalidad. La complejidad y diferencias chocantes de las lenguas primitivas obedecen a esa lógica de pequeños grupos con costumbres culturales extremas (labios de plato, 18 declinaciones, etc.). Claro que también hacen falta los socios con quienes cooperar (para saquear a un tercero, normalmente), así que eso también es una cierta fuerza cohesionadora entre dialectos. Es, por supuesto, una dinámica muy compleja, pero la competencia ecológica y la depredación han jugado un papel, me parece, en la evolución y diferenciación de las lenguas.
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