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Retropost: Yo no desciendo de ningún chimpancé

Yo no desciendo de ningún chimpancé

(6 de julio de 2007)

Publicado en Evolución. com. José Ángel García Landa

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Aunque el Anís del Toro que bebía Hemingway no existe, todos conocemos el Anís del Mono. Desde principios del siglo XX, su etiqueta viene reproduciendo una de las caricaturas antievolucionistas de Darwin en plan mono, tan comunes en la época victoriana. En una noticia de Joaquim Clemente sobre una reciente exposición histórico-retrospectiva de Anís del Mono, se nos cuenta que "El mono de la etiqueta es otro de los misterios de la exposición. Aunque inicialmente el animal no tenía facciones reconocibles, la que se impuso con el tiempo tiene cierto parecido a Darwin. ’Los hermanos Bosch estaban en contra de la teoría de la evolución y caricaturizaron a Darwin’, apuntan los comisarios de la exposición, Carlos Pérez y Rafael Ramírez Blanco, que otorgan al grabador Sala, suegro de Vicente Bosch, la autoría del dibujo."

Sea como sea, ese anís está muy bueno. Pero hoy no quería hablar yo de eso, sino de algunos errores en la teoría de Darwin. Por supuesto, no creo que descendamos de ningún chimpancé, y tampoco creo que Darwin creyera eso (es una caricatura comparable a las del Anís del Mono). Sí creo que los creacionistas no tienen por qué estar equivocados en todas sus ideas; y algunos evolucionistas, como Darwin, también cometen errores. En un sitio web pro-evolucionista bastante recomendable en este sentido que digo me he encontrado esta opinión:

Just for the record, evolution does not say that man evolved from apes, just that man and apes had a common ancestor, which might be even worse from a Creationist point of view. But how man came to exist does not take anything away from who we are now. If humans have souls, we have those souls regardless of how we developed. And even if we don’t have souls, we are who we are. Perhaps instead of seeing our evolution from other life forms as demeaning, as Creationist seem to do, it should give us more respect for nature and it’s creative abilities.

Yo creo, por ejemplo, que algunos humanos tienen alma, y otros no. En lo que sí estoy de acuerdo es en que we are who we are. Bueno, al menos parte del tiempo; otras veces hacemos el mico.

A este respecto que digo otro sitio web recomendable es el PaleoFreak, un blog que tiene una sección de comentáridos sobre Evolución que aportan los propios lectores. Cuando la inauguró yo mismo le puse uno, que si mal no recuerdo decía más o menos así:

Hola, voy a poner un comentárido. Enhorabuena por tu web, me parece interesante la evolución, aunque algunos problemas no los explica, por ejemplo si el hombre procede del mono como dice es imposible, porque hay monos y no están extintos ni evolucionados, en eso creo que no se ha fijado nadie. Además la Biblia en realidad habla de CREACION, no de EVOLUCION. Bueno, un sludo.

A lo que iba, a los errores de Darwin... que me voy por las ramas. Darwin creía que las especies evolucionan; y esto parece ser un error. Al igual que algunas personas tienen alma, algunas especies sí evolucionan, puede que bastantes, de hecho, pero desde luego el Ser Humano no se creó por la evolución de un Chimpancé. (Como he dicho, tampoco es que Darwin propusiese esto). Aunque algunas especies evolucionen, no está demostrado que la nuestra esté evolucionando. Bueno, algunos pequeños cambios hay: aunque las cabezas no engordan, las barrigas sí, y se extiende el gen de tolerancia a la leche de los adultos, tonterías así. Ningún cambio que nos vuelva más monos, o menos monos, de manera demostrable.

Tampoco el Neanderthal evolucionó hacia el hombre contemporáneo, eso no se lo cree nadie.

De hecho, contrariamente a lo que creía Darwin, las especies suelen aparecer súbitamente, hombre, tampoco digo que salga un brazo de las nubes y plom, las cree; pero sí aparecen súbitamente en términos geológicos. Y luego no evolucionan. Las especies, como todo geólogo sabe, se conservan en general de modo bastante fijo, sin desplazamientos anagenéticos. Otra cosa es que esas otras especies que aparecen las desplacen, o las extingan. Normalmente las especies se extinguen, si eso se puede considerar evolución. (Jo, hoy me estoy superando). Y además, la mayoría de las especies no muestran antecesores obvios en los estratos inferiores, y encima (digo encima) no dejan descendientes.

Y que no me hablen del Homo Antecessor. Vete a saber si esa especie es nuestra antecesora, o no. (Adán y Eva, como he dicho antes, pueden considerarse nuestros antecesores desde un punto de vista bíblico. En la Biblia sí están ampliamente documentados).

La teoría de Darwin presuponía lentos cambios que producían una especie a partir de otra anterior, pero como dicen Eldredge y Gould,

los paleontólogos evolutivos han seguido buscando, durante más de un siglo y casi siempre en vano, la "serie insensiblemente gradual" que Darwin dijo deberíamos encontrar. Los bioestratigrafistas han sabido durante años que la estabilidad morfológica, particularmente en los caracteres que nos permiten reconocer taxones de nivel de especie, es la regla, no la excepción. Es hora de que la teoría evolucionista se ponga al día con la paleontología empírica, para enfrentarse al fenómeno de la no variabilidad evolucionaria, e incorporarlo a nuestra teoría, en lugar de inventar explicaciones que lo nieguen. (1977, traducción mía)

Así que proponen estos autores una teoría que corrige a Darwin en su concepto de especie y de la relación entre unas especies y otras: la teoría del equilibrio puntuado. El mismo Darwin decía que "quien rechace estas ideas mías sobre la naturaleza de los datos geológicos, con razón rechazará toda mi teoría". ¡Aunque Gould no la rechace toda! —pues algunas especies sí evolucionan. Pero la mayoría, como hemos dicho, no. La especie humana, por ejemplo, a ver quién la cambia. Durante mucho tiempo, cuenta Gould, la paleontología se contradecía con la teoría de Darwin, y la solución propuesta por él, para terminar ese desencuentro, es atenerse a los datos paleontológicos (o sea, que las especies, en general, no evolucionan) y rechazar la interpretación de Darwin.

Los paleontólogos llegaron a ver el estatismo de las especies como un simple fallo más a la hora de documentar la evolución. El estatismo existía en abundancia desbordante, como siempre había sabido todo paleontólogo. Pero esta importante señal que enviaba el registro fósil, definida como ausencia de datos en favor de la evolución, sólo resaltaba nuestra frustración —y ciertamente no proporcionaba nada digno de publicarse. (Gould, The Structure of Evolutionary Theory 2002: 759)

Esto llevó a un falseamiento y exageración desproporcionada de los pocos casos que apoyaban algunos aspectos de la teoría de Darwin, y en cambio se silenció (por "no ser noticia") la abundancia de datos que indicaban la fijeza de las especies y el error de las teorías de Darwin sobre el origen de las especies.

Aunque estas verdades a algunos les desagraden. Pero no me hagáis mucho caso, que estos temas son difíciles, y sólo poco a poco los voy estudiando. Un sludo.

La evolución de Ibarretxe

Etiquetas: Evolución, Darwin, Gould, Especies, Humor

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