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Vanity Fea

Retropost (2007): Simulacros y aterrizajes en la dura


sorayama


Se ha muerto Baudrillard, a quien yo leía en un librito titulado Simulations, palabra en inglés, no en francés, pues el librito me lo encontré por el suelo en América—ese y otro titulado América, que también explicaba algunas características de mi experiencia americana.   Me intrigaba si a Baudrillard le escandalizaba la sociedad del espectáculo televisado, o si la disfrutaba como un enano; posiblemente las dos cosas, como a todo el mundo, pero en grado sumo, y eso le hacía más consciente de algunos aspectos y extremos de lo que teníamos ya entonces delante—y más que tenemos ahora que nos mudamos al ciberespacio. "La ilusión ya no es posible porque lo real ya no es posible"—bueno, ya será menos, aunque es cierto que la proliferación de imágenes da sustancia a lo que no la tiene, y nos hace dudar de la sustancia de lo que la tiene, nos perdemos entre nuestras fotografías; y perdemos el sentido, "la simulación sugiere", nos dice B., "que la ley y el orden podrían no ser sino un simulacro". Zapatero ha hecho mucho por potenciar esa impresión. Aunque nadie está inmune; he ido a estar de cuerpo presente (ITF) en una de las concentraciones contra su política antiterrorista, y están más penetradas por la mediatización de los medios (mucho más) de lo que lo estaba su supuesto original, el "espíritu de Ermua"; supongo que en realidad Zapatero capta mejor el espíritu de los tiempos, donde la imagen es todo y la sustancia quedó traspapelada. Ahora bien, toda imagen tiene su sustrato real, y a veces aterrizamos en la realidad de bruces, como cuando leemos la imagen de Baudrillard según la cual las Torres Gemelas son el emblema de "la duplicación del signo, que es la que destruye su sentido".... "Las dos torres del World Trade Center son el signo visible de la clausura del sistema en un vértigo de duplicación"... Hasta el fin de la historia tiene su fin, y su historia, según parece, y las torres eran algo más que un signo. Además de, digo. "La definición misma de lo real pasa a ser aquello de lo que es posible dar una reproducción equivalente", o sea, "lo que está siempre ya reproducido. Lo hiperreal"—frase que también sugiere (como su reflejo o torre gemela) la contraria: lo real será lo que escape a esta lógica de la hiperrealización, lo que produzca la impresión de lo único y contingente e irreducible. Recuerda Baudrillard que los "pilotos del Tupolev que se estrelló en Le Bourget pudieron verse morir en directo en sus propios televisores", una escena postmoderna de lo más, emblema de la satelización de lo real, y otras experiencias portentosas que nos reserva la postmodernidad multimediatizada. Cierto, y sin embargo, ya lo decía Ralegh, sobre la propia hiperrealidad de aquella su época, we die in earnest, that’s no jest. No sólo de simulacros vive, y muere, el hombre...  En compensación, a kiss is still a kiss, sometimes.

Qué es la verdad


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