Biescas
Retropost (2007): Desaparece Kira
 
Este fin de semana, en Biescas, se ha perdido Kira, la perra de mis sobrinitas Cris y Virginia. Es una cocker spaniel color miel, talmente como la de la foto que he puesto. La dejaron atada a la puerta de casa media hora, y ha desaparecido. Algo totalmente fuera de sus costumbres (es animal de costumbres) así que seguramente se la ha llevado alguien. Igual con buena intención y todo, creyendo que estaba abandonada, sobre todo si se ha soltado… aunque por Biescas casi todos los perros andan sueltos. Lo más probable es que la hayan robado. Con la de gente que está por el pueblo de paso los fines de semana… Muy tristes se han quedado Cris y Virginia, sobre todo porque no saben qué vida va a tener a partir de ahora Kira. Creo que no la volveremos a ver nunca. La vida de Kira, segunda parte, acaba de empezar. Ojala le vaya bien, pobrecilla perra, que es más inocente que ella sola. Y no van con ella esas historias de perros que se orientan y vuelven a casa recorriendo cien kilómetros.
 
 PS. Apareció Kira, por fin—muerta, en el sótano de un solar en construcción. Muy posiblemente tirada allí por algún malintencionado cainita.
 
 
Retropost (2007): Calendario en el horizonte
 
 Ayer hicimos una excursión con Abo, Otas, Ivo y un tal Iván hasta la  torraza de Lárrede. Había estado yo hace unos años, pero ahora está  restaurada. Lástima no haber podido subir arriba, porque tiene una buena  panorámica de todo el campo de biescas. Ahora que, para panorámica, la  que nos describían en una conferencia de la asociación cultural Erata a  la que fuimos por la tarde.
 Presentaban el número dos de la  revista Erata, dedicada a la tierra de Biescas, en el que sale entre  otras cosas un artículo de Ricardo Mur, cura de Biescas, sobre "El  fenómeno de San Benito de Orante". La asociación está restaurando ahora  la pequeña ermita de San Benito, en la cima de Erata, centro de una zona  bastante inhóspita y ahora prácticamente deshabitada. Es una capilla  benedictina desde la que puede divisarse al oeste otra capilla de San  Benito, la de Orante (entre Jaca y Sabiñánigo). Y, en línea recta más al  oeste, está San Juan de la Peña, santuario del Grial. Siguiendo esa  recta visual se pone el sol durante el solsticio de invierno.
 Pues  bien, ese santuario del oeste, San Benito de Orante, se levanta en un  cerro con una vista amplísima: 40 pueblos se ven desde ahí, y, en  concreto (de eso iba la conferencia, y el "fenómeno"), cuatro santuarios  benedictinos dispuestos en X, siendo Orante el centro de la X. Erata al  noroeste, Sta. María de Ballarán al suroeste, San Juan de la Peña al  sureste, y el más lejano, Leyre, al noreste.
 Según Ricardo Mur,  "si nos situamos en la ermita de San Benito de Orante el día del  solsticio de verano observamos que el Sol sale por San Benito de Erata y  se pone por San Salvador de Leyre. Si lo hacemos el día del solsticio  de invierno, observamos que el sol sale por Santa María de Ballarán y se  pone por San Juan de la Peña". Podría ser casualidad, pero Mur se  inclina por interpretarlo como un calendario geográfico ligado a  antiquísimos cultos solares, cristianizados luego por la Iglesia.
 Aparte  de esta curiosa marca del solsticio, existe la tradición de una romería  a San Benito de Orante en el día del equinoccio de primavera, el 21 de  marzo, antigua fiesta de San Benito.
 No hay que olvidar que la  Iglesia era la dueña del calendario, heredera de las tradiciones  romanas, y que a ella le correspondía armonizar el calendario solar y el  lunar, marcando el principio del año y el ciclo de las festividades.  Así pues, en época de pocas comunicaciones, era importante tener  presentes los puntos de referencia que permitiesen ordenar los ciclos  del tiempo. Y también existe un elemento ritual en esta ordenación del  espacio con referencia al tiempo cósmico.
 
Retropost (2006): Regiones devastadas
Publicado en Recuerdos.  com. José Ángel García Landa 
 
"Biescas  no tan lejana" es una exposición fotográfica que se exhibe en el centro  cultural "Pablo Neruda" de Biescas; también es el título del libro que  la recoge, coordinado por Jesús Escartín. Son fotos de Biescas de la  primera mitad del siglo XX en su mayoría, desde la época de las  diligencias hasta la reconstrucción gradual del pueblo en la postguerra.  Las primeras están ocupadas íntegramente por personajes nacidos en el  XIX, en tiempos de la reina; de la más reciente, de hacia 1964, tengo  memoria yo mismo. Todos somos ahora personajes de otro siglo.
 
 Subíamos a la Caseta de las Brujas con mi hijo pequeño y con la madre de  él, y veíamos los muros del aterrazamiento de Arratiecho, que parecían  hechos por una civilización anterior, nos preguntábamos cuándo se harían  y esa misma tarde en la exposición los vimos en construcción (una obra  china o egipcia parecía eso). Centenarios escasamente son esos muros;  ahora cubiertos por el bosque, allí aparecía todo el monte despejado.  Además, antes de la electrificación se talaban a conciencia todos los  bosques cercanos al pueblo. También salía una serrería, en la que he  estado y ya no estaré.
 
 Me ha gustado ver tantas fotos de  rincones apenas reconocibles, sólo por la orientación de los montes, o  el punto de referencia de las iglesias. Muchísimas casas se destruyeron  en la guerra; entre ellas la casa donde nació mi padre, que sale en  algunas fotos. Una feria de hacia 1940 muestra el ganado entre montones  de ruinas. La iglesia de San Pedro sin torre, la del Salvador apenas  reconocible, antes de la media demolición y reconstrucción que hicieron  los de Regiones Devastadas. Que también hicieron el ayuntamiento nuevo,  los porches, la casa donde nací, recién construida en las fotos, y el  matadero (hoy centro cultural donde se exponía la colección).
 
 Y  se reconstruyeron algunas casas. Pero todo el centro del pueblo en el  que crecí estaba en los años sesenta y setenta lleno de espedregales  donde los niños jugábamos a bandas y a guerras. Con forganchas, que era  lo que se llevaba por entonces (luego supimos que se llamaban  tirachinas; también que los espedregales se llamaban montones de  cascotes, y que no tenían por qué ser un elemento inevitable del paisaje  urbano). Aún queda algún montón de piedras por allí sin ordenar, pero  la ola de especulación ladrillera es la que realmente ha terminado de  reconstruir, y de dejar irreconocible, el pueblo.
 
 En las fotos  sale la nueva plaza mayor, la que yo conocí cuando me sacaron en brazos  de la casa que había construido Regiones Devastadas para sustituir a la  vieja casa de los maestros. La devastación fue aún mayor en la familia,  por el asesinato de mi abuelo Ángel, maestro en Escuer. Mi abuela  Eusebia, también maestra, se trasladó con sus tres pequeñajos a la  placeta Albéitar, y de alguna manera y con mucho esfuerzo los tres  consiguieron hacer carrera. Mientras, la plaza mayor iba cambiando: el  ayuntamiento nuevo, luego la casa nueva del Banco, luego otra, y otra,  hasta dejarnos sin espedregales en la plaza a los chavales… que ya no  los necesitábamos, porque para entonces ya me había ido a estudiar a  Sabiñánigo y luego a Zaragoza. 
 
 Recuerdo la primera reforma de  la plaza, que al principio era una explanada de grava sin mucha más  historia: hicieron unos jardincillos, unos setos y una fuente con  surtidor en el centro. El de tirar a la gente dentro en las fiestas. La  de horas que habré pasado yo poniendo barquitos en la fuente, o sacando  con un palito los bichos que caían dentro. Ahora se ha librado la fuente  de milagro, porque los reformeros siguen mejorando, o devastando, el  pueblo: está la plaza de obras, y Álvaro, Ivo y Oscar apenas se  acordarán de la plaza con setos y jardincillos; ésta que están haciendo  ahora es de diseño más duro y pétreo. A mí no me gusta el centro de  Biescas desde que talaron los chopos de detrás de la terraza. Será el  pueblo de los recuerdos de otros, pero ya no de los míos. Y no tiene  mucho apego a los recuerdos, aunque organice exposiciones fotográficas.  La casa donde nací también está de obras, vaciada, sufiendo una segunda o  tercera reforma; fue instituto, luego biblioteca… entretanto ahí crecí  yo, y había creído que era mi casa. De niño te haces esas ideas.
 
 No sé si alguna vez tuvo carácter propio Biescas, pero con los  bombardeos y demoliciones y reconstrucciones debió perder un tanto el  norte, quedarse como atontada, sin saber bien de dónde venía y a dónde  iba. Hoy sé que me puedo esperar cualquier cosa de Biescas: encontrar el  parque de la Conchada talado, por qué no. Siempre han cortado allí los  árboles más viejos, gruesos y altos ("dan demasiada sombra"). Ahora  Biescas es una gran urbanización vacía, llena de apartamentos con  decoración "típicamente montañesa", que rara vez visitan sus  propietarios entre compra y venta lucrativa. Igual hasta un día invierto  yo, si llego a tener dinero, y me compro un piso en Biescas. Vete a  saber. Pero nunca será mi casa. Esa está en un rincón del tiempo, y no  puede salir a la venta.
 
María José Hernández desde Biescas
domingo, 23 de octubre de 2016
María José Hernández desde Biescas
Ayer en la feria de Biescas, donde no la oí en directo, pero me la traigo aquí.
Retropost (2006): Nuevas antigüedades
Nuevas antigüedades 
Publicado en Personales.  com. José Ángel García Landa 
 Después de varios años de decirlo, hoy hemos ido por fin al  monasterio de San Pelay. Está en el Paco de Gavín, cruzando el río Sia  desde Biescas, en una pequeña llanada con prados que hay en el monte, y  que debió ser despejada originalmente por los propios monjes, hace mil  años. Pero luego el monasterio se abandonó, y desapareció del mapa y de  la memoria, aunque algún documento creo que aludía a él. Cuando yo vivía  en Biescas nadie sospechaba su existencia. Hace unos años lo  descubrieron, y ahora está a medio excavar. Quién sabe qué otras  antigüedades están alrededor, o más bien estarán en el futuro cuando se  descubran. Y es que Biescas siempre ha sido un pueblo con culo de mal  asiento, cambia perpetuamente a toda velocidad, no sólo en el presente  (con una urbanización nueva cada vez que vas) sino también en el pasado.  Todo fluye. Ni siquiera el pasado es lo que era. Nada cambia tanto como  lo escrito en el Libro de la Historia. Si al menos el futuro se  estuviese quieto hasta llegar... pero ni por esas, tampoco el futuro es  lo que solía ser, ni en Biescas ni en ninguna parte.
 
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Retropost (2006): Las Traconeras
 Las Traconeras 
Publicado en Personales.  com. José Ángel García Landa 
 No faltó Gordon a la  boda, según previsto, y este fin de semana casi  no hemos podido pisar la calle en Biescas. En un ratito que escampaba,  hemos subido al cruce de Santa Elena a ver las Traconeras con mi padre,  los pequeños Pibo, Otas y con el primo Iván ("un tal iván", según su  abuelo). Ningún crío se nos ha despeñado por los precipicios vecinos,  con lo cual puede concluirse que la excursión ha sido un éxito.
 
 Las Traconeras son fuentes que surgen de repente de la tierra, ni  siquiera de un agujero visible, sino de la tierra sin más, procedentes  de unas cuevas tremendas que hay bajo el monte del Pinarillo, frente a  Santa Elena (que también tiene su propia fuente con surgientes  inesperadas y sus propias cuevas). Hoy, gracias a la lluvia, salía un  caudal espectacular, al parecer de ningún sitio. Luego hemos ido a ver  la fuente del Batán, enfrente al otro lado del Gállego, al pie de  Fajalata. También bajaba con una fuerza impresionante, pero mi padre  dice que el sitio que indica si la sequía ha terminado de verdad es  Arratiecho; sólo que hay que subir arriba, para ver si el caudal que  baja es el del propio barranco, y no el de la Fuente del Llano que la  hayan soltado por allí. 
 
 Lo bien que se sabe mi padre todos los  nombres de los sitios del pueblo, y cúal es la peculiaridad de cada  cual... y lo mal que me los he aprendido yo, y lo mucho que me los he  desaprendido, después de veinte o treinta años de ir poco al pueblo...  Forastero en tierra propia.
 
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Retropost (2006): Diez años de mala prensa
Diez años de mala prensa 
Publicado en Recuerdos.  com. José Ángel García Landa 
 
Desde  la catástrofe del camping "Las Nieves" hace diez años, Biescas  ha  solido aparecer en las noticias para mal, asociada siempre a ese  recuerdo. La noticia de hoy: Las víctimas, descontentas con la DGA tras el anuncio hecho ayer de que se tramitará una indemnización de seis millones de euros por vía parlamentaria.
La  catástrofe no hizo que dejase de crecer el turismo en Biescas, o al  menos la construcción. Porque cada vez hay menos personas por piso  construido en el pueblo: viene a ser como una gran urbanización  abandonada. Yo cada vez que voy casi ni me reconozco allí; sólo a medias  es el pueblo en el que me crié.
Y sin embargo aún es posible irse a bañar al barranco de Arás con los críos y las culebras. No sé si la gente sigue yendo.
 
       
		