Étienne Klein - Le Temps
Tengo un artículo en una lista de Top Ten de Geología—bueno, en realidad en una categoría de Geología tan recóndita ("Ancient Geology and Geography") que no llega ni a generar un Top Ten por número de artículos, estoy en el Top 3. Pero no le hagamos ascos, that's what I say.
También soy esta semana el más leído en Filosofía y en Literatura, en ResearchGate. Me pregunto si estos resultados son comunicados a otros usuarios con la misma frecuencia que a mí, y si los publicitan como yo. Realmente no tengo datos al respecto.
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Si tuviera dinero me compraría este libro de cuya existencia me entero con retraso: Mirror Neurons and the Evolution of Brain and Language (Amsterdam: Benjamins, 2002), editado por Maxim I. Stamenov (de la Academia Búlgara de Ciencias) y Vittorio Gallese (de la Universidad de Parma). Es el volumen 42 de la serie "Advances in Consciousness Research". Me parece que en él se tratan cuestiones interesantes de la interfaz entre neurología y semiótica, que en concreto podrían darme pistas sobre una nueva manera de entender el problema de la reflexividad (en semiótica, arte, literatura) y de la importancia central que tiene esta cuestión para una teoría evolutiva y emergentista de la mente y de la percepción. A falta del libro, traduzco aquí la información que sobre el mismo proporciona la editorial:
Me consuelo comprándome a precio reducido Cajal and Consciousness: Scientific Approaches to Consciousness on the Centennial of Ramón y Cajal’s Textura (Annals of the New York Academy of Sciences, 2001), editado por Pedro C. Marijuán, actas de un congreso que se celebró en 1999. (Y sugiero los dos para la biblioteca universitaria, que no figuran en su catálogo...). El otro día me compré la famosa Textura del sistema nervioso de "Cajal" como le dicen allí; de hecho le llevaba dando vueltas al asunto desde que hicieron el congreso centenario en 1999, porque me intriga por dónde andarán ahora las investigaciones sobre la interfaz de la neurología y el complejo psicología cognitiva-semiótica-teoría de la percepción. A ver si consigo leerme estos libros y sacar algo en limpio.
Cajal estudiaba más bien la "textura", o sea, la histología y morfología del sistema nervioso, aunque por supuesto tenía interesantes especulaciones sobre las funciones de esa textura a un nivel que no podía estudiar experimentalmente. En las últimas décadas, me parece, están los estudios de la consciencia conectando con la neurología a un nivel que antes hubiera parecido improcedente. Me leí hace poco libros como Consciousness Lost and Found de Lawrence Weiskrantz (1997) y The Mind’s Past de Michael Gazzaniga (1998) que señalan importantes progresos en esta dirección. La consciencia, problema antes completamente intratable para la ciencia experimental, comienza a estudiarse como el resultado de una compleja red de representaciones elaboradas por sistemas neurológicos relativamente autónomos. Estas "neuronas espejo" podrían ser uno más de estos sistemas (uno altamente revelador). Hay sistemas como los que describe Weiskrantz que son tan específicos que controlan el reconocimiento de caras (no de otros objetos), dando lugar a la prosopagnosia cuando funcionan mal. Otros sistemas de representación visual periférica pueden permitir que existan fenómenos como el de visión ciega (blindsight), cuando el sistema visual central está dañado y no permite la representación a la consciencia de una imagen de los objetos... y sin embargo el sujeto sí puede (sa)"ver" que tiene delante un determinado objeto, aunque no vea ninguna imagen. (Supongo que son fenómenos como estos los que han hecho a veces que la gente sospeche popularmente de algunos ciegos como fingidores o taimados o menos ciegos de lo que parecen). A su vez, Gazzaniga presenta el funcionamiento semiótico global del cerebro concibiéndolo como un "intérprete" que elabora una representación de la realidad, un tanto a lo Matrix o a lo "genio maligno" de Descartes, una representación que (efectuando una grandiosa eliminación del signo, un borramiento de la mediación semiótica que dejaría turulato a Derrida) confundimos, sin más, con "la realidad". O, por así decirlo, la realidad es constituida por el "intérprete" cerebral, no hay nada "fuera" que se parezca a ella en sus propios términos. Son éstos razonamientos que nos llevan a ideas filosóficas ya añejas en teoría del conocimiento: a Hume, o al Berkeley de la New Theory of Vision.
Bien, pues estas "neuronas espejo" parecen ofrecernos el correlato neurológico de otras cuestiones filosóficas que han hecho correr mucha tinta. Por ejemplo, no sé si el uso de "emergencia" en este resumen apresurado del libro para hablar de la "emergencia" del lenguaje se tratará en términos de la teoría de la emergencia de George Herbert Mead, pero podría, y debería hacerse. También esa relación de cara a cara con el otro, la alteridad fundamental del ser humano frente a la inercia de los objetos, la percepción del otro como un objeto con una entidad particular, reflexiva, son cuestiones que han sido tratadas detenidamente por la fenomenología del siglo XX. Recordemos el observador de Sartre en El Ser y la Nada cuando siente que se vuelve objeto de la mirada. Recordemos a Merleau-Ponty y su tratamiento de la fenomenología de la alteridad como un problema específico. Por primera vez parece que estas cuestiones van a poder tratarse de una manera que tienda puentes o abra un terreno común entre la neurología experimental y las teorías filosóficas del conocimiento que van más allá de la psicología behaviorista. Nada menos que una base neurológica para la filosofía de la interpersonalidad.
En cuestiones de espejos y reflexividad, a mí me interesaría de modo especial saber si se ha hecho algo en una dirección también muy interesante y parcialmente relacionada con ésta. Si ha llegado a identificarse un funcionamiento neuronal que se corresponda con el reconocimiento de un objeto como tal objeto. Hay una dimensión reflexiva y conceptual en la percepción, especialmente elaborada en la percepción humana, y muy particularmente en la percepción mediada por el lenguaje. Una vez ordenado el mundo "exterior" a base de marcos de referencia y conceptos, el acto de percepción no se limita, creo, a recibir estímulos externos y procesarlos como tales, sino que este procesamiento conlleva un elemento de proyección, digamos que el sujeto no sólo percibe lo que hay, sino que proyecta al órgano sensorial (o al sistema neurológico correspondiente, no sé) lo que ha de percibir, un poco como esas teorías de la visión renacentistas que figuraban rayos saliendo del ojo hacia los objetos (no sé si escojo una buena imagen). Un caso especial de esta proyección reflexiva se ve en la aplicación de esquemas cognoscitivos, perceptuales, estructurales, o narrativos, para captar y organizar la estructura de un objeto de conocimiento. Es especialmente vistoso el caso en que una representación (representación en segundo grado, digo, no representación elaborada por el "intérprete" cerebral) se reprocesa como tal signo, si en origen se había confundido con el objeto original: así un objeto reinterpretado como un reflejo, una figura humana reinterpretada como un maniquí, una mise en abyme, un falso suelo narrativo o ruptura de marco, etc. Estas formas curiosas, paradojas, relaciones especulares y problemas semióticos de la percepción nos hacen especialmente conscientes de que vivimos en un sistema de representaciones—they bring the unreal world too strangely near.
La existencia de neuronas espejo y su relación con la comunicación interpersonal nos hace intuir, además, que estamos especialmente atentos no sólo a los mundos virtuales que construimos mediante la manipulación semiótica, sino también al lugar de los otros en estos mundos... y a los mundos que ellos construyen dentro de nuestro mundo. Hay materia aquí para abundantes reflexiones y especulaciones que por hoy interrumpiré. Me voy a llevar la moto a la ITV.
(¡Qué bien! Me organizan una jornada interdisciplinar sobre neurociencias en la puerta de casa: http://bifi.unizar.es/neurociencia.php).
(PS: Pues fantástico; logro asistir a unas poquitas ponencias de la jornada de Neurociencias, incluida una sobre la risa del propio Marijuán. Se han oído cosas muy interesantes: análisis de la respuesta la sensibilidad de heridas y cicatrices a luz de colores (sorprendente), estudios del reconocimiento de sonidos de niños disléxicos, la risa analizada como un complejo comunicativo/fisiológico, con elementos de interacción social y también de reorientación de tensiones de elaboración interpretativa en el sistema nervioso.... Vamos, que ha sido una experiencia bastante interesante en cuanto a las relaciones de la medicina semiótica con la neurología y con otras disciplinas. A mí me iba la cabeza todo el rato a lo mío: esquemas repetitivos interiorizados como patrones de respuesta, ya se llamen conceptos, marcos, palabras, signos escritos o identificados... signos que a mi entender son reproyectados a los sistemas sensoriales para permitir la experiencia consciente de los mismos. Para hacer la piedra pétrea, tenemos que interpretarla como tal piedra.
Bueno, pues hasta he hecho una sugerencia. Una ponencia iba sobre el tratamiento de la fibromialgia... en realidad no la llamaban así, pero para mí que la fibromialgia tiene que estar muy relacionada con los sistemas centralizados de procesamiento del dolor que se describían. El dolor no es una experiencia simple, sino interpretada, contextualizada... y muchas veces imaginada. Así, puede haber dolores reflejos en partes del cuerpo simétricas a la herida, por un elemento de reproyección de la sensación. En la ponencia se hablaba de cómo en estados depresivos, etc., se puede activar este complejo de asociaciones y crear dolor donde no debería haberlo en puridad desde un punto de vista fisiológico en sentido estricto. Hasta puede haber tratamiento de alivio mediante procesos repetitivos de atención y de manipulación que "desvíen" o desconecten estos circuitos neuronales mal acostumbrados.... (mi terminología no es muy buena). Bueno, pues yo he hecho la sugerencia de diseñar videojuegos que obliguen al paciente a realizar estos movimientos repetidos y que estimulen estas percepciones que puedan educar la atención hacia otro lado. Podrían diseñarse con esquemas narrativos o visuales que capten la atención y estimulen las respuestas deseadas. Y, en un sistema de realidad virtual, podría incluso convertirse en un tratamiento incorporando movimientos corporales, una especie de gimnasia que no dependiera de la acción de un fisioterapeuta ni tampoco exclusivamente del paciente. En fin, una sugerencia.
Y todavía con estas cosas en la cabeza, entro en una discusión sobre narración y universales que se está desarrollando en la lista de distribución Narrative-L. Robert Scholes comentaba sobre el innatismo lingüístico así: "We don’t know what is there before it takes the shape of an actual language. We have some quality that enables us to acquire grammar and vocabulary. Calling it "deep structure" makes it sound as if we know that it is a "structure," but we don’t really know even that. It is an ability, a disposition. We humans are all born to communicate, born to sign. What conclusions do you want to draw from that?"
Pongo esta respuesta:
If the human ability to make and interpret signs is "an ability, a disposition" one might think that these cognitive processes can be traced back to specific neural networks, and patterns of action in neuron firing, for instance. Perhaps the aural recognition of a word as a word, and not as a mere sequence of sounds, consists in the triggering of some specific feedback processes in the brain. Same thing for visual input (written words), and, mutatis mutandis, for the recognition (or perhaps projection) of larger patterns or linguistic macrostructures (frames, scripts, etc.). Nature and culture have been discussed as perhaps not very useful terms; I think they are useful so long as we think of them as relational, relative to a context of discussion. Perhaps the humanities have tended to see everything as cultural, and the hard sciences (including neurology) as natural, But there must be, certainly, an area of interaction where the interesting things are to be found: when culture becomes naturalized, so to speak, or where nature is culturally expanded and modified. If the neural systems and patterns which make up our "natural" hardware are not that stable but are instead some kind of modifiable software (in early age for some purposes, and in old age as well in some cases) we might find there a fruitful line of research for the investigation of linguistic and narrative universals, and for an increased dialogue between the "natural" sciences and the "social" humanities.
—Y días más tarde, esta otra, sobre la cuestión de la película dentro de la cabeza que nos proyecta el cerebro, según Antonio Damasio, The Feeling of What Happens (1999, 2000):
This Platonic cavern discussion about Damasio’s "film in the head" reminds me of Michael Gazzaniga’s concept of the mind’s "interpreter" (in The Mind’s Past), a brain function which constructs (in a way reminiscent of The Matrix) an ongoing sense of reality, our world in fact, inside our heads, not just with "bottom-up" input from the senses but also with a good deal of "top-down" functions which might be described in terms of schemata, frames, scripts, and so on. There is much ground to explore there in terms of building bridges with narrative theory. I suppose much future discussion about "nature" and "culture" in narrative structures or in the analysis of universals, ideology, etc. will be carried out in neurological terms… not by me, though!
PS (enero 2010): Una vídeo-conferencia de VS Ramachandran sobre las neuronas espejo.