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Retropost (2006): Desde el Salto de Roldán



Ayer hicimos una excursión con los chavales al Salto de Roldán, a ver buitres un rato. Qué pequeñito se ve todo desde ahí arriba: el espacio, y el tiempo; el pasado desde la última vez que estuve, hace unos quince años, cuando hicimos una excursión (otra primera persona del plural, otra gente, alter ego probablemente); subimos a la ermita que hay encima del mallo y luego bajamos a bañarnos al río Flumen... pero nunca te bañarás dos veces en el mismo flumen.


Y sin embargo, se detiene: se me juntan en la memoria varias excursiones allí—es curiosa la disociación que se produce. El pasado parece a la vez lejano, y aquí mismo, cuando vuelves a un sitio de esos a los que vas cada diez años. Los años vuelan, y a la vez parece detenido el tiempo. También podías estar en la Edad Media. La misma puesta de sol, los mismos buitres (si son los mismos ruiseñores los de Borges); a la vez lejos y la misma. Quizá la vida parece pequeña por esa superposición súbita de años que se han ido de golpe, la llanura enorme, y la ciudad diminuta, vista desde la altura. Me viene a la cabeza mientras oteo el panorama del pasado, y del futuro posible: "Una vez más aquí, en un tiempo de vida, y en un lugar de España, como tantos... recuerdo y no recuerdo lo que nunca he vivido".

Salto de Roldán


Bajo conduciendo meticulosamente a paso de tortuga por la pista para no acabar mis meditaciones en el fondo del precipicio, y luego volviendo a Zaragoza por la autopista, ya de vuelta al presente, se nos plantea el siguiente dilema moral y legal:

- ¿Es legal, es cívico, es ético, conducir por la autopista a la velocidad máxima autorizada de 120 por hora, manteniendo el carril izquierdo sin echarse a la derecha para que te adelanten los que quieren ir a más de 120?

Problema sin solución clara, seguramente.

La atalaya retrospectiva



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Retropost (2006): Álvaro, 12 años

Abo 12 años

Publicado en Nenes. com. José Ángel García Landa

20060809110010-beach.jpg

Hoy es el cumple de Abo. De regalo, le tengo guardado un modelito del Halcón Milenario, la nave de Han Solo en Star Wars. Y un libro a elegir en la mejor librería que encontremos en Viveiro.

Estos días también estrena su primer grano de acné, pobrecillo, ya adolece de adolescencia, aunque más bien es su cuerpo quien lo hace sin él. Él aún está a la orilla del mar de la infancia y jugando con las olas. Sobre todo estos días. Y que le duren...

		... those first affections,
Those shadowy recollections,
Which, be they what they may,
Are yet the fountain light of all our day,
Are yet a master light of all our seeing;
Uphold us, cherish, and have power to make
Our noisy years seem moments in the being
Of the eternal Silence: truths that wake,
To perish never;
Which neither listlessness, nor mad endeavour,
Nor Man nor Boy,
Nor all that is at enmity with joy,
Can utterly abolish or destroy!
Hence in a season of calm weather
Though inland far we be,
Our Souls have sight of that immortal sea
Which brought us hither,
Can in a moment travel thither,
And see the Children sport upon the shore,
And hear the mighty waters rolling evermore.


The Diary of Álvaro G.P., age 11 1/2

Etiquetas: Diario, Nenes, Hijos

Retropost (2006): Nos habremos ido


Nos habremos ido

Publicado en Recuerdos. com. José Ángel García Landa


En medio de la noche, saliendo del river of dreams voy a otros paisajes que sólo se visitan a esas horas: al pasado. Abriendo los ojos a la oscuridad se vuelven a ver cosas que no veíamos desde hace tiempo. Esta noche se me aparece aquella buhardilla con la estufa de leña recién instalada; la carica de mi novia (the girl from the north country) cuando venía a esperarme a la estación de autobuses en Huesca. Tantas tardes juntos, hace veinte años. Y las reuniones con los amigos. Amigos de mi novia, serían, pues hace muchos años que no los veo, tras la separación. Pero aún los echo de menos. También de esto hace veinte años, me acuerdo que entre los juegos de salón para entretener las veladas en pandilla estaba el de componer un par de versos e intentar adivinar de cuál de los presentes eran. Una medianoche a oscuras alrededor de una mesita del salón, recuerdo que aparecieron unos versos tal que así (resultaron ser de María, la amiga de mi novia):

Mañana quedarán los cercos de los vasos en la mesa
Nada se oirá en la casa: nos habremos ido.

Qué plan sobrehumano, qué esfuerzo no se requeriría para volver a reunir a las mismas personas a quien la vida ha separado, alrededor de una misma mesa—ya no digo de la misma mesa—o para volver a encender aquella estufa que a saber cuántos años llevará apagada. Y así, cada momento nos rodean unas personas a las que apenas prestamos atención, pero de las que unos años más tarde no quedarán ni los cercos de sus vasos en la mesa. Y sería inútil intentar volver a reunirnos con ellas; sería como pretender revertir la marcha del tiempo. I wish I wish I wish in vain, que decía Bob Dylan. Nunca sucederá lo que ya sucedió: nos habremos ido, a saber a dónde. Y sólo el río de los sueños, o las noches de insomnio, nos llevarán otra vez, cuando venga el día de mañana, hasta lo que ahora tenemos delante de los ojos, abiertos o cerrados.

El pretérito imperfecto
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Retropost: Los Congelados de Teruel

Retropost #980 (6 de junio de 2006): Los Congelados de Teruel


En la cena hablamos de que Ivo tiene la frente fría, luego de escaladores congelados, y así nos cuenta el abuelo un recuerdo de la guerra.

- Lo que más me impresionó en la guerra, que aún me recuerdo, lo que más me impresionó de todo fueron los Congelados de Teruel. Los vi. No sé si eran nacionales o de los otros. Y ójala que no los hubiera visto.
- ¿Y cómo eran?
- Pues estaban todos consumidos. Y no parecían de carne. Parecían de cera. En un hospital los vi.
- ¿Pero estaban vivos o muertos?
- Pues ni vivos ni muertos. O vivos, pero casi mejor que no estuviesen vivos. Estaban todos sentados en la cama, y no podían moverse, ni hacer nada, fijos, sólo hacían un ruido, ". . . iii . . . ihhiii . . . ñiiii . ... iii " Y pregunté a los de allí, "pero bueno . . . ¿qué es esto, quiénes son?" Y me dijeron, - "Son los Congelados de Teruel". Fue una cosa espantosa aquello. Qué pobres gentes. Iban muy mal equipados, sin abrigo, y . . .
- Yo he oído hablar de ellos. Se lo echaban a suertes, ¿verdad?
- Efectivamente. Por la noche, dormían tres juntos abrazados. Y se echaban a suertes quién sería el de en medio.
- Porque era el que se salvaba.
- Si, era el que iba a vivir . . . Lo que más me impresionó de toda la guerra.


Tronco del capitán para el 20 de julio

 

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Gran Vía

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Retropost: Nabokov sings Pink Floyd

Retropost #822 (21 de marzo de 2006): Nabokov sings Pink Floyd




Does anybody here remember Vyra lane?
Remember how she said that
We would meet again
Some sunny day.
Vyra! Vyra!
What has become of you?
Does anybody else in here
Feel the way I do?  


                (The Wall...)

(Nabokov, Shakespeare, Keats)


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Retropost: Narratología del 23-F

sábado, 26 de marzo de 2016

Retropost #781 (23 de febrero de 2006): Narratología del 23-F


¿Es un meme? Lo del veintitrés efe, digo. Es en todo caso un recuerdo colectivo que aprovecha la ocasión para resurgir. Yo miraba la radio, en mi habitación del colegio mayor, y me preguntaba si debía salir a la calle a manifestarme, a algo. Finalmente me quedé en mi cuarto escuchando las noticias.

Hoy he oído hablar en la radio a Perote, por entonces oficial de guardia en el servicio de inteligencia, que ha dicho algo que podría ser una gran verdad: el golpe fracasó por las cámaras de televisión. Es decir, los elefantes blancos, etc., no se sumaron a Tejero porque nadie podía hacerse responsable de administrar políticamente un golpe que había sido retransmitido en directo. Un asunto para que reflexionen los filósofos de los medios. ¿Qué cosas sería imposible hacer hoy existiendo Internet? ¿Y cuáles se vuelven posibles? No me refiero sólo a las "resistentes" o "alternativas", sino también a nuevas formas de control. Porque anda que no controla la tele, aunque en aquella ocasión pusiese en evidencia a Tejero...

Todo el mundo recuerda qué estaba haciendo el veintitrés F, igual que todo el mundo recuerda imágenes del 11-M o del 11-S. Son los puntos de contacto entre nuestra memoria personal y la memoria de la colectividad, y dan lugar a fenómenos memorísticos especiales. Hay un libro interesantísimo sobre este tema que puedo recomendar, Momentous Events, Vivid Memories, de David Pillemer (Harvard UP, 1998). Según el autor, cada generación comparte el recuerdo de acontecimientos inolvidables; son recuerdos compartidos, y el evocarlos puede evocar una intimidad transitoria entre extraños. Estos recuerdos públicos, combinados con recuerdos personales que nos afectan (el primer día de la universidad, un partido con tu padre, la alabanza de un profesor... son elementos críticos de estructuración del recuerdo, puntos de anclaje para las narraciones personales de nuestras vidas individuales. Es un libro esencial para quien esté interesado en el funcionamiento de la memoria y en la manera en que se estructura nuestra identidad. Y muy particularmente en estos recuerdos vívidos de acontecimientos trascendentales.
Hay un trocito que voy a traducir para hacerse una idea del libro, uno que habla de un tema favorito mío, la causalidad retrospectiva.

Otra manera de conceptualizar el impacto psicológico de los acontecimientos trascendentales requiere que adoptemos una perspectiva distinta: se ve al recuerdo, y no al acontecimiento en sí, como agente causal continuado y que pervive (...). Desde esta perspectiva, el recuerdo personal de un acontecimiento trascendental es mucho más que una anotación pasiva; es de modo activo un agente que dirige, orienta, y proporciona una comprensión mayor. La realidad psicológica del acontecimiento para quien recuerda, incluyendo el significado construido que adquiere en el contexto de una autobiografía, cobra vida propia al margen de la verdad objetiva, histórica, sea cual sea el status de esa elusiva cualidad, la objetividad.
A través de su repetida activación en la memoria, un acontecimiento trascendental, o más propiamente, el sistema de creencias asociado al recuerdo del acontecimiento, se vuelve en última instancia causal; por usar un término muy gráfico que me ha sugerido Jerome Bruner, un acontecimiento crucial es retrospectivamente causal. El recuerdo repetido se inmiscuye en la consciencia y aplica su fuerza conductora.... (86)
La historia de una vida se construye conectando los periodos de tiempo que rodean a los acontecimientos trascendentales para formar una historia coherente. (96).
Si el recuerdo, y no el acontecimiento en sí, es lo que se asienta, los rituales y tecnologías del recuerdo tienen una importancia crucial. Tanto las colectividades políticas como las personas tienen estos recuerdos compartidos y cruciales, y los organizan y retransmiten con tecnologías del recuerdo (y protocolos de la memoria) que siempre tienen formas específicas, y elementos básicos comunes. El 23-F es un recuerdo a la vez público y privado, es uno de los recuerdos que dejan claro que, queramos o no, somos animales políticos.

Algunos más animales que otros, claro.


(PS: Por cierto, cuando digo que el golpe fracasó debido a las cámaras de televisión no es por quitar protagonismo a la figura del Rey. Nada tiene una sola causa, y el Rey tuvo su papel. Pero cuando el Rey llegó ante las cámaras, fue porque alguien le permitió, o no le impidió, llegar allí).


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