La aporía de Shandy
Escribir un blog nos lleva a una situación no muy distinta del dilema a que se enfrenta Tristram Shandy mientras intenta escribir su vida… que ésta sigue creciendo mientras el escritor pugna por alcanzarla, o por alcanzarse:
Versiones que reconciliar:
Anécdotas que recoger:
Inscripciones que descifrar:
Relatos que entretejer:
Tradiciones que seleccionar:
Personajes que visitar:
Panegíricos que pegar en tal puerta:
O panfletos:—De todo lo cual el hombre y su mula están exentos. En suma; hay archivos a cada paso que examinar, y rollos, registros, documentos, e interminables genealogías, cuya lectura la justicia una y otra vez le requiere soportar:—en breve, no tiene final la cosa;—en lo que a mí concierne, declaro que llevo con esto seis semanas, a toda la velocidad que he podido,—y aún no he nacido:—apenas he conseguido, y eso es todo, deciros cuándo sucedió, pero no cómo;—así que como veis la cosa está lejos de haber concluido.
Estas paradas imprevistas, con las que confieso no contaba en absoluto cuando partí;—pero que, estoy ahora convencido, antes bien aumentarán que disminuirán conforme avance,—han alumbrado una sugerencia que estoy decidido a aceptar;—que consiste en,—no tener prisa;—sino seguir con calma, escribiendo y publicando dos volúmenes de mi vida cada año;—lo cual, si se se me tolera continuar con tranquilidad, y consigo hacer un trato tolerable con mi editor, voy a continuar haciendo en tanto que viva. (Laurence Sterne, Tristram Shandy, I.XIV).
Estrictamente hablando, la paradoja de Tristram Shandy se aplica a la narración retrospectiva: como el tiempo sigue avanzando, es inútil intentar a la vez recuperar el tiempo perdido, que se va amontonando en pilas crecientes, por el procedimiento un registro adecuado de él, y a la vez como digo prestar atención además al presente que se abre en mil direcciones distintas (el futuro es una de ellas, o los futuros, pero también está lo que veo ahora mismo por la ventana…). El presente del acto de representación también ocupa tiempo, y eso nos condena a no alcanzarnos nunca si contamos nuestra vida con detalle. En sentido más amplio, se refiere esta paradoja a que la vida va más rápida que la escritura (retrospectiva o no); es tan inútil intentar captar el presente en curso (que es lo que hace un blog, forma no tan retrospectiva como una autobiografía, y por tanto aún más divagante) como el pasado que ya se perdió, échale un galgo a uno o a otro. En fin, que si hoy no tenía tema para el blog, examinada la aporía de Shandy lo que veo es que no tener tema se debe sólo a ser demasiado estricto con la selección, o a estar poco atento al pasado y al presente.
Contando otra vez la misma historia
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