Adam's Tongue 7: Fíjate en la hormiga, holgazán
martes 11 de agosto de 2009
Adam's Tongue 7: Fíjate en la hormiga, holgazán
Reseña del libro de Derek Bickerton sobre el origen del lenguaje, Adam's Tongue (2009)
Uno de los artículos sobre el origen del lenguaje influyentes sobre el origen del lenguaje este siglo es "el de Chomsky": M. Hauser, N. Chomsky, y T. Fitch, "The Faculty of Language: What Is It, Who Has It, and How Did It Evolve" en Science 198 (2002): 1569-79. Para Bickerton, da una orientación errónea a la cuestión (ver cap. 9). Representa la tendencia actual a asociar el origen del lenguaje a la biología evolutiva, en concreto a la "evo-devo" que estudia la manera en que los genes regulan el desarrollo corporal, y más generalmente a la genética y la presencia de elementos comunes en el genoma humano y de muchos animales, hasta los parientes más remotos. Aunque Bickerton reconoce el interés de todo esto, recalca que la homología genética no configura el comportamiento. Configura partes del cuerpo. Pero el lenguaje no es una parte del cuerpo (recordemos aquí el supuesto "órgano del lenguaje" de Chomsky), sino un comportamiento. Hay demasiadas variables entre los genes y el comportamiento para que un estudio de la homología profunda nos pueda dar antecedentes de un comportamiento dado, en especial de uno que es único. (Aquí matizaría yo que, siendo único el lenguaje humano, muchos de sus ingredientes no son únicos, y que el estudio de esos sí puede beneficiarse de los estudios genéticos).
Serán los nichos los que determinarán cómo se manifestarán los genes. Es más útil buscar analogías de comportamiento que homologías genéticas: nichos que tengan el mismo tipo de presión selectiva. Siendo el nicho lo que importa, no importa lo lejos que busquemos de nuestra propia especie. (Este es, podríamos decir, a la vez el punto fuerte de la teoría de Bickerton, y el que más se presta a críticas por su pretensión de volverse en EL elemento determinante. Pero atendamos bien: ) El nicho que hace necesario el desarrollo lenguaje es el que requiere
De modo un tanto sorprendente, casi las únicas especies que cumplen estos criterios son las hormigas y las abejas." (131)
El sistema de comunicación animal (ACS) de las abejas lo describió Karl von Frisch a mediados del siglo XX. Y ya desde antes se sabía que el ACS de las abejas tenía la capacidad del desplazamiento (de transmitir información sobre un elemento ausente de la situación comunicativa). Pero entonces se concebía la cuestión de modo que no se asociaba este desplazamiento como un elemento relevante en común con el lenguaje humano—por la distancia biológica que nos separa de las abejas; y con la asociación que se hizo entre genética y comportamiento, estaba la asociación descartada. Faltaba el planteamiento a que lleva la teoría de la construcción de nichos ecológicos, y su reinterpretación de la relación entre nicho ecológico y comportamiento.
Sigue aplicándose en todo esto el principio genético de la aptitud inclusiva: es decir, que un individuo no busca sólo preservar sus propios genes, sino también los de sus parientes.
(Este principio, derivado del del gen egoísta, a mí me parece menos obvio que todo esto. Después de todo, si nos interesamos por los parientes a causa de sus genes, ¿por qué detenernos en la familia, o en la comunidad, o en la especie? Con los chimpancés tenemos un noventa y muchos por ciento del genoma. El detector incorporado de parentesco genético aquí supuesto me parece un mito, y la solidaridad funciona, creo, de otra manera totalmente distinta, guiada por criterios de organización social, sociobiológica y ecológica, antes bien que regida por ninguna matemática genética. En fin, que Bickerton, con toda su crítica al genetismo-inherentismo, aún se queda corto en este punto).
En las llamadas de animales, este principio de la aptitud inclusiva permite que se dé una llamada de alarma, un comportamiento que pone en riesgo al propio animal en favor de sus congéneres, porque permite la supervivencia de la comunidad cohesiva. Y no es por casualidad que el ACS elaborado de las abejas se dé en una especie que manifiesta alta cooperación y cohesión en sus comunidades. Así, se comparten y explotan conjuntamente las fuentes de alimento. En el caso de las abejas, las fuentes de alimento están dispersas y requieren dispersión de los individuos para localizarlas; requieren también explotación conjunta, pues duran poco.
Las abejas comunican la orientación y distancia de las fuentes de comida con unos bailes complejos que requieren no sólo atender al movimiento, sino a los ejes de orientación del baile y la posición del sol. La objecion de que lo hacen "por instinto" y no conscientemente es menos válida de lo que parece. Tampoco hablamos tan conscientemente como creemos: procesamos el lenguaje inconscientemente. El lenguaje de las abejas también debió evolucionar gradualmente, a partir de cambios en el comportamiento que resultaban selectivamente beneficiosos. Pero las hormigas aún se parecen más a los humanos en cuanto a su búsqueda de alimentos.
Es difícil generalizar sobre el mundo de las hormigas, con gran variedad de comportamientos y sistemas de producción de sustancias químicas con una variedad de usos. Algunos son comunicativos. Hay hormigas granjeras y pastoras de áfidos, pero muchas buscan fuentes de alimento como depredadores y carroñeros. Y necesitan un sistema de comunicación para acudir en masa a esas fuentes, dispersas, una vez las han localizado en sus batidas. Es lo que llama Bickerton una estrategia de "fisión-fusión". Los chimpancés no tienen necesidad de ella: cuando forman grupos son pequeños y están a la vista unos de otros o pueden oírse. Nuestros antepasados sí tenían razones para usar este tipo de estrategia ecológica para explotar alimento, como las abejas y hormigas.
Investigadores como Bert Hölldobler y otros han estudiado este tipo de comportamientos en las hormigas. "Entre las estrategias de las hormigas hay un par de cosas que se parecen sorprendentemente a dos de los componentes importantes del lenguaje: la concatenación y la predicación" (136)—cosas que no se dan en los ACS. Se refiere Bickerton a los movimientos (una especie de baile de las hormigas) seguidos de una señal química para marcar el camino. Un tipo primitivo de concatenación, pero que rara vez aparece entre otras especies. Otras regurgitan alimento como muestra—esto puede deberse a que las hormigas tienen una alimentación más variada que las abejas. Lo esencial para Bickerton es que la información transferida se refiere a cosas fuera del aquí y ahora —(aunque en el caso de las hormigas no señala ningún sistema de desplazamiento que no dependa de acompañar físicamente a la primera hormiga que guía a la fuente y marca el camino. En este sentido el ACS de las abejas tiene más capacidad de desplazamiento y de codificación de información que el de las hormigas, aunque siga teniendo la rigidez de poder transmitir sólo un tipo de significado. Lo que el modelo de las hormigas le aporta a Bickerton es que está pensando en un modelo muy similar para la ecología de la alimentación humana y la comunicación: una palabra que signifique el animal localizado, y luego seguir en grupo el camino indicado acompañando al mensajero).
En suma, las especies que desarrollen este tipo de comunicación con desplazamiento deben ser:
- sociales,
- que busquen alimento en una área extensa, no como la mayoría de las especies en su entorno inmediato,
- que utilicen la estrategia de fisión-fusión,
- que exploten fuentes de alimento voluminosas o que requieran grandes números de individuos para su aprovechamiento.
Los cuervos, curiosamente, también emplean sistemas de reclutamiento (ver Ravens in Winter de Bernd Heinrich), y tienen un ACS todavía mal conocido que ha logrado desplazamiento. Aquí el problema a resolver es buscar aliados para apoderarse de las carroñas defendidas por cuervos emparejados.
Se pueden contestar las objeciones siguientes planteadas a esta hipótesis de la fisión-fusión.
- La objeción de que hormigas y abejas tienen sistemas que no evolucionan, frente a la productividad del lenguaje. Pero hay que tener en cuenta también las diferencias entre la complejidad del cerebro y comportamiento de los grandes simios y los de las hormigas. Un sistema similar interactuaría allí con una biología social enteramente distinta.
-Los "lenguajes" de hormigas y abejas son instintivos, no aprendidos ni modificables. Bien, de hecho el origen del lenguaje tuvo que ser deliberado, no producido por ningún instinto inherente. (Aquí yo disentiría, y vería más bien un proceso evolutivo más gradual basado en comportamientos ya interiorizados). Pero el lenguaje al desarrollarse se produve de modo automático. Bickerton arguye que el procedimiento de interiorización de un comportamiento espontáneo (los modos de reclutamiento novedosos) debe basarse en el llamado efecto Baldwin.
- Los "lenguajes" de hormigas y abejas se limitan a una cuestión, la obtención de alimento, y un mecanismo tal en los primeros humanos habría debido seguir enganchado a esa función, sin desarrollarse y convertirse en el lenguaje. Bien, pues.. quizá fue así durante cientos de miles de años, piensa ahora Bickerton. (No olvidemos que estamos aquí comentando las nuevas teorías de uno de los mayores defensores de la idea de que al lenguaje le precedió un protolenguaje). En el cap. 11 veremos la expansión del protolenguaje al lenguaje. Queda la cuestión de por qué se estancó el desarrollo cultural una vez existía algún tipo de protolenguaje simple. Los fabricantes de hachas de piedra tallada no variaron el diseño durante un millón de años o más. Eso no sería posible si fuesen seres humanos como los actuales: "Ancestros o no, los fabricantes de hachas de mano deben haber sido un tipo de ser totalmente diferente de nosotros" (143). (Y eso desplaza el problema quizá: pues éste pasaría a ser no tanto el origen del protolenguaje, que busca localizar Bickerton, sino el origen del lenguaje moderno, quizá sólo atribuible al homo sapiens).
- Lo que aquí se describe no es el lenguaje, sino un protolenguaje muy limitado. El lenguaje es un fenómeno único, aunque haya habilidades cognitivas en simios o monos, o en otros animales, que sean ingredientes o soportes para el lenguaje. Bickerton encuentra pasmoso que se haya desarollado, visto lo bien que funcionan los ACS para las demás especies. Pero la única manera de poder entender el comienzo de su desarrollo es estudiar un nicho ecológico que hiciera necesario "romper la cárcel del aquí y ahora". Eso no era más que un comienzo, aunque ahora vemos que sin el lenguaje viviríamos en un mundo totalmente diferente. En lo que sigue se desarrolla una hipótesis especulativa de cómo pudo expandirse ese ACS primitivo hacia un protolenguaje.
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