El autoengaño
El autoengaño
Todos se engañan a sí mismos. Sí, hasta yo mismo. Y hasta tú, hipócrita lector. No hace falta que lo admitas públicamente--sólo que, meditando un momento sobre la cuestión, pienses en la manera en que te engañas a tí mismo.
¿Ya está? Era cierto, lo ves.
Bien, pues las malas noticias... es que, aparte de ése, hay otro autoengaño más fundamental que está más allá de lo que puedas pensar así a la ligera en un momento, y más allá de lo que pudieras reconocer ante tí mismo.
No te voy a decir cuál es, porque no soy tan listo. Ni sé si sería tan cruel. Aunque, de todos modos, tampoco te ibas a enterar, ni te lo ibas a creer, aunque te lo dijesen.
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