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Retropost: Darwinian Logic... and history

Retropost #807 (11 de marzo de 2006): Darwinian logic... and history



En 2002 me compré el libro cuasi-póstumo de Stephen Jay Gould, The Structure of Evolutionary Theory, y estoy leyéndomelo desde entonces. Vale, igual evoluciona el hombre antes de que me lo acabe (Gould desde luego ya ha diyievolucionado, el pobre), pero es que tiene su densidad la cosa, 1433 páginas de mente clara y pensamiento complejo combinados. Ahora celebro que me he terminado de leer la primera parte, "The History of Darwinian Logic an Theory", y me queda la segunda, "Towards a Revised and Expanded Evolutionary Theory," que al ritmo que vamos me la habré acabado en 2010. Me esperan joyas de pensamiento como "Bilaterian History as Top-Down Tinkering of an Initial Set of Rules, Not Bottom-Up by Adding Increments of Complexity", o "Cross-Level Effects as Miltonic Spandrels, not Franklinian Potentials: The Nub of Integration and Radical Importance". ¡Ja ja! Lo bueno de Gould es que se lo toma con guasa, y esta terminología no es verborrea vacía, sino una teoría imponente, muy bien pensada y muy bien argumentada por una cabeza multidimensional, que se pasea tranquilamente por toda la historia de la ciencia y del pensamiento, en lugar de encastillarse en el lenguaje y los límites habituales de una disciplina científica "seria".

Lo auténticamente pasmoso de este libro es cómo aparecen en él, integrados en una teoría organizada, a modo de capítulos o fases de una argumentación, todos los temas que aparecían desperdigados en los ensayos de Gould en todos esos libros fascinantes de divulgación científica de altura que escribió: Ever since Darwin, Hen’s Teeth and Horse’s Toes, Bully for Brontosaurus, The Lying Stones of Marrakech.... así como en sus monografías como Ontogeny and Phylogeny, The Mismeasure of Man, Wonderful Life... y por supuesto en sus artículos científicos.

En suma, Gould aboga por una versión "catastrofista" de la evolución que contradice un tanto el consenso de la teoría darwinista unificada (que prima la selección natural y la adaptación al medio como factores primordiales). Pero ojo, que Gould, aunque critica algunos aspectos de la teoría darwinista, en particular en la versión de Dobzhansky, de Mayr, o de Huxley, se presenta a sí mismo como un darwinista, no sólo en su concepción general sino también en sus simpatías, su espíritu y su modo de enfocar los problemas. Después de todas las batallitas en las que ha intervenido en defensa de la teoría de la evolución, sólo faltaría que alguien interpretase que Gould quiere refutar a Darwin. Esto sería insensato si aceptamos el planteamiento básico de la teoría de Gould: la teoría de la evolución en sí misma evoluciona, y Darwin (como los vilipendiados Cuvier o Lamarck, por otra parte) tuvo su lugar en el desarrollo del conocimiento, un papel desde luego crucial. La teoría que propone Gould sigue siendo darwinista en su base, aunque algunos aspectos requieran modificación: sobre todo el papel de las catástrofes y extinciones masivas, que no entran dentro de los problemas que Darwin había acotado para su estudio. Más bien le correspondió a Darwin y a Lyell, defender el gradualismo. Pero una teoría actual ha de integrar la visión de Darwin con una concepción más global de las transformaciones medioambientales que de hecho han alterado la ecología del planeta y mandan a freir espárragos a los seres más adaptados al medio, por el procedimiento de cambiarles el medio súbitamente.

Al estudiar la historia de la vida, no podemos abstraer un modelo de funcionamiento evolutivo, considerado en sí, de la manera efectiva en que ha interactuado con otros factores. Estudiar la historia es estudiar la contingencia, y la teoría de la evolución no puede ignorar la historia de la evolución. Y los peligros de toda ciencia histórica, en particular la falacia retrospectiva, habrán de ser tenidos en cuenta en el estudio de evolución, y en el estudio de la teoría de la evolución. De hecho, para Gould la teoría de la evolución arrastra, como la vida misma, su propia historia: no podemos hacer teoría de la evolución sin hacer a la vez historia de la teoría de la evolución. Haciendo esto, redefiniremos por ejemplo las especies, que no son entidades ideales o formales sino más bien "históricas". La teoría de la "adaptación" produce ilusiones retrospectivas debidas a exaptaciones; y enfrascados en la adaptación podemos perder de vista las condicionantes estructurales de los organismos debidas no tanto a adaptación como a accidentes históricos.

Así pues, Gould se enfrenta a la historia con todas sus consecuencias: no sólo la historia efectiva de la evolución, que contradice toda teoría demasiado coherente, sino también la historia del desarrollo de la teoría de la evolución, que tampoco podemos interpretar como una flecha de progreso acumulativa y sin interrupciones. Como señala Gould, en un interesante paréntesis:

¿No sería extraño, después de todo, sostener que la ciencia específicamente dedicada a resolver la naturaleza de la historia de la vida pudiese entenderse como un constructo impecable, como una entidad conceptual que emergiera intacta de algún equivalente de la frente de Zeus, en lugar de ser una estructura "orgánica" de ideas, con su propia ontogenia e historia? (35)

En su epílogo, defiende Gould la importancia de desarrollar una teoría consciente de la historia, que sea capaz de incorporar a la ciencia de la evolución muchos fenómenos que Darwin había considerado mera contingencia histórica impredecible, imposible de reducir a teoría. Where history was, there theory shall be, podíamos decir adaptando la frase de Freud. Una teoría que, claro, es una teoría histórica.



Stephen Jay Gould Online Archive
The Unofficial Stephen Jay Gould Archive


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