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Vanity Fea

The Questioner who sits so sly

O, sobre las mutuas evaluaciones de profesores y estudiantes en la Universidad....

Bueno, la semana pasada me llegaron las últimas evaluaciones del viejo sistema, basadas en las encuestas que realizaron los alumnos del curso anterior. Las despido sin gran dolor de corazón, porque siempre me han parecido mal diseñadas. De entre las cuestiones que tenían que valorar los alumnos del uno al cinco, a veces el cinco era "positivo" (muy bien) y en otras preguntas era "negativo" (muy mal), lo cual desorientaba bastante, y hacía imposible hacer una valoración global. En esas encuestas, mis resultados se han movido siempre en la mediocridad; obtenía buenas puntuaciones en cuestiones periféricas como si soy puntual, si atiendo bien en las tutorías, etc., pero en la cuestión más crucial, la eficacia y claridad de mis explicaciones…. flojo. Siempre allí la nota más baja.

Y lo mismo ha pasado con las encuestas del nuevo sistema que estrenamos este año, el sistema online, completamente automatizado para el año en curso (lo cual es de agradecer). Como digo, sigo sacando resultados mediocres en cuanto a claridad y eficacia en la transmisión de las ideas. Sí se me puntúa bien en otras cosas: por ejemplo, mi única nota unánime máxima es que soy "educado y respetuoso con los alumnos"; también tengo excelente dominio de la materia, explico bien los objetivos y criterios de la asignatura, soy bastante receptivo y dialogante (sin éxito, como se verá), soy puntual y cumplidor con las clases…

A ver, resumiendo la estructura de la nueva encuesta, está dividida en tres partes: sobre la labor del profesor, sobre la propia labor del estudiante, y un apartado de opiniones o sugerencias. Esta última parte es para redactar; en las dos primeras partes se marca de uno a cinco una serie de 25 preguntas, agrupadas en estos bloques temáticos:

a) Sobre la información facilitada por este profesor al comenzar el curso: 4'39 me ponen de promedio.
b) Sobre el cumplimiento de obligaciones del profesor: 4'85.
c) Sobre las relaciones de este profesor con el estudiante: 4'33 (Mi peor puntuación es en "promover el interés por la materia", aysss..).
d) Sobre el desarrollo de la actividad docente de este profesor, aquí bajamos: 3'57.
e) Opinión global sobre la labor docente del profesor: 3'5 (¡Eh! ¡pero si mi media de todos los apartados es más alta! "Labor docente del profesor, global": 4'05. Será que gusto más en los detalles que cogido en bloque…)

La autocrítica del alumno (sobre si asiste a clase, si se siente preparado, si considera la asignatura en sí formativa, si lleva al día la materia…): media, 3'86. Aún les gano, en su propia estimación, jeje.

Bueno, esto está basado en ocho encuestas solamente, de los 43 estudiantes que tengo en lista en esta asignatura. Sobre la opinión de los demás, mejor no contarla en media, supongo. Si no contesta, no sabe. Además considerando que este año podían hacer la encuesta quienes no aparecen nunca por clase… aún he salido bien librado.

Les comenté a los alumnos estos resultados, para que tengan una visión global del resultado (que si no creo que no la tienen). También les expliqué que en relación a los puntos flojos, de oscuridad o desorden en la explicación, tiene que haber un toma y daca, es decir, que si nunca me hacen preguntas en clase o me piden que repita algo que no se ha entendido, etc., pues que no contribuyen a controlar el nivel de claridad, que es algo necesario. Podría quizá suponerse que me dan por imposible de entrada, pero lo cierto es que no hay costumbre de hacer preguntas en la universidad, en general, y eso me parece muy malo… y, en mi experiencia, difícil de cambiar. El alumno sólo abre la boca en clase (generalizo odiosamente) cuando le asignas un trabajo obligatorio. Nunca—jamás—lo hace por iniciativa propia. Y así pues el feedback está bastante tocado del ala de entrada… porque uno puede ser dialogante, pero si sólo hay bustos escuchantes por el otro lado, el diálogo deviene en monólogo inevitablemente. Pasa como con los blogs. Pero sería injusto echarme la culpa sólo a mí.

Otro problema, claro, y este no se lo comenté tan abiertamente en clase por no herir sensibilidades, es que, naturalmente… yo llego a final de curso y me encuentro con que de cuarenta estudiantes se presentan a los exámenes veinte. El resto, autoevaluación de entrada: no quieren ni ver el examen. De los presentados, pues vienen a aprobar con notas buenas (notable o sobresaliente) una pequeñísima parte. La mayoría de las notas pues van en campana de Gauss: o sea, muchísimas entre el cuatro y el seis. Lo estadísticamente normal, vamos.

Y resulta entonces que la evaluación sobre mi conocimiento de la materia o mi capacidad de explicación la hacen en gran proporción alumnos que desconocen mayormente la materia y que tienen dificultades para seguir las explicaciones. No es que quiera desautorizar a las evaluaciones, que reflejan un punto de vista y una experiencia muy a tener en cuenta, pero también se verá que en cuanto a la validez de los resultados que más evalúan la capacidad del profesor entramos en un regressus in infinitum: el profesor no se explica suficientemente bien —¿para los alumnos de sobresaliente, o para los de suspenso? Añádase que, al ser las clases en inglés, y las obras de Shakespeare también en inglés, y tener muchos alumnos una seria dificultad con la lengua de Shakespeare… pues eso. ¿Quién evaluará a los evaluadores? Los evaluados. ¿Y a los evaluados? Los evaluadores. Como digo, me interesa conocer la opinión, y el nivel, de mis alumnos. Más discutible es que se pretenda hacer de estas encuestas una medición exacta de la calidad docente de un profesor. A menos que entendamos calidad sólo en términos de oferta y demanda, sin criterios adicionales.

Bueno, en estricta justicia, tengo que hacer una matización. Aunque se refiere a algo que creo, no algo que yo sepa ni que contemple la encuesta. Creo, digo, que de hecho son los mejores estudiantes quienes nos evalúan: que las encuestas tienden a ser respondidas por los estudiantes más competentes, informados, interesados, activos, y de mejor nivel en general. (O, si se dice de otra manera... que las encuestas no reflejan la opinión de los estudiantes, sino sólo de los mejores estudiantes). Como digo, de esto no conozco otra prueba que la intuición o el sentido común.

Lo que es en general, los estudiantes no se han interesado mucho por esta cuestión de las evaluaciones. A mí no me han hecho comentarios ni preguntas al respecto (como cuando les hablo de los sonetos de Shakespeare más o menos). También he aprovechado para sermonearles un poco sobre lo poco que participan en elecciones y órganos colegiados, y lo poco que los representan sus representantes (en mi experiencia, no asiste ningún representante de alumnos a consejos ni comisiones a los que yo asisto, y sí existen en teoría esos representantes). La LOU ha rebajado la representación de los estudiantes en los órganos universitarios: antidemocráticamente quizá, pero muy merecidamente habida cuenta (según lo que yo veo) de lo desaprovechada que estaba esa representación, y lo manipulable que es por tanto.

En cuanto a las encuestas, parecida indiferencia. Nos agradece el Vicerrector nuestra colaboración, y nos comunica lo siguiente:

Somos conscientes de que la implantación del nuevo proceso de evaluación de la actividad docente del profesorado implica un cambio cultural importante en nuestra Universidad, y que serán necesarios varios cursos para que se vaya consiguiendo una alta participación en la primera fase del proceso.

La semana pasada se dio el primer paso y más de la mitad del profesorado ha recibido al menos una encuesta en alguna de sus asignaturas/grupo. La participación de los estudiantes ha sido superior al 5%. Además, algunas de las novedades del cuestionario, tales como el punto 4, han sido bien recibidas por los estudiantes, de forma que más del 15% de las encuestas tienen este campo rellenado, lo que supone más de 1300 opiniones que el profesorado va a poder analizar y de las que muy posiblemente se concretarán cientos de pequeñas mejoras en el día a día de nuestra docencia.

Pues eso: cerca de un 5% de participación estudiantil. Al menos una encuesta rellenada por un alumno en alguna asignatura, para más de la mitad de los profesores… No es mucho, la verdad. Nuestros estudiantes deberían ponerse más las pilas, me parece, en esto y en otras cosas. No sólo los profesores.

(PS: Tras redactar esto, me voy a una jornada sobre Neurociencia. Que me sugiere ampliar este post de hace unos días).

 

 

6 comentarios

JoseAngel -

Pues no dudes, julia, que las encuestas influyen al personal, que se pica (ver arriba) si sus resultados no son tan buenos como desearía... otra cosa es que todo profesor vaya a ser capaz a la vez de dar clases interesantes, tratar la materia de modo adecuado, y además dar confianza en sí mismos a los alumnos. Es un buen objetivo en tanto que ideal, pero posiblemente inalcanzable en la mayoría de los casos.

julia -

La verdad es que yo no entendía cómo a la gente le podía interesar tan poco esto de las encuestas de evaluación al profesorado... creía además que era un síndrome únicamente de mi curso pero ya veo que afecta a todos los alumnos por igual... A mí me hervía la sangre cuando mis compañeros decían: "¿¿y eso para qué??". ¿Cómo que para qué? Tenemos el derecho de evaluar a nuestros evaluadores, ¡qué mas queremos!
Pues lo peor de todo es que a lo mejor tienen algo de razón en ese más escepticismo que pasotismo: ¿van a penalizar de alguna manera a los profesores titulares, catedráticos, etc? ¿Van a modificar ellos la forma de dar clase por 5 alumnos q muchas veces, como dices, no son tomados en serio (algo que tampoco me extraña nada...)?
Yo hice las encuestas porque todavía creo q existe una esperanza, aunque sea mínima, de que la opinión de los alumnos cuente... pero lo dudo mucho.
Sobre la escasa participación en clase, además de factores como el corte de hablar en un idioma extranjero, el número de personas que haya en clase, las edades, la confianza entre el grupo... creo que afecta mucho la actitud que mantenga el profesor hacia nosotros. He podido comprobar cómo los profesores más jóvenes obtienen más participación por parte del alumno, y no sólo porque nos sintamos mas "cercanos" a ellos sino porque ellos todavía mantienen esa ilusión por cambiar las cosas, no nos meten ya de antemano a todos en el saco de "casos perdidos"... y nosotros así ganamos confianza en nosotros mismos, que es lo que muchas veces le falta al alumno.

JoseAngel -

Creo que de verdad sí es bastante imposible, milkyway. Bueno, las cosas siempre pueden funcionar de manera un tanto distinta en un grupo donde coincida gente especialmente desinhibida o echá palante, o un profesor con un don más especial que los míos, o DONDE NO SE TENGA QUE HABLAR EN INGLES, punto que obstaculiza muuuucho la espontaneidad... Pero en realidad, lo crucial es que no puedes intervenir espontáneamente donde estás siendo evaluado a la vez. La separación entre profesores y examinadores (es decir: otro modelo de universidad) sería una solución, pero no va la cosa por ahí parece. Ah, lo que dices de cortarse por los compañeros, sí, eso me parece uno de los males más prominentes y menos discutidos de la dinámica de las clases; creo que en realidad es más influyente y todo el marcaje mutuo de los alumnos que la ominosa presencia del profesor evaluador. Sobre eso no tengo ni sugerencias, no sé, supongo que dentro de lo inevitable mucho depende del carácter de cada cual. Es beneficiosa, por cierto, la presencia de alumnos de distintas edades para reducir el síndrome este.
Y asunto delegados, representantes etc.... bueno, yo estoy en mi papel sermoneando, y creo que es bueno hacerlo de cuando en cuando, pero desde luego cuando era estudiante no voté a nadie, y no me preguntes ni si había elecciones que no lo sé. En eso no cambiamos, ni cambiaremos, la mayoría, aunque tampoco descarto que pueda haber sistemas mejores de organizar las cosas para que se participe. Saludings...

milkyway -

Estoy completamente de acuerdo con lo que dices. Personalmente,en el tema de claridad, no es que la exposición de la materia no sea clara ni que el profesor se explique mal. Yo creo que lo que pasa en esta asignatura es que hay algunas ideas que al alumno le puede resultar mas dificil cogerlas, o que directamente le suenan a chino, para que engañarnos, ya que en cuanto nos dicen la palabra mágica Shakespeare decimos "Buff", y quizá ya se vaya un poco con el prejuicio de que la asignatura es un poquito "espesa" y nos tiramos de los pelos desesperados.
Y sí, como alumna universitaria entono el mea culpa cuando dices que los alumnos no preguntamos, pero es que nos entra una especie de miedo escénico con la cosa esta de tener que hablar delante de los demás, y entonces nos cortamos. Y ya sabemos que esto no debería de ser así, como una profesora del departamento nos dice en sus clases, porque nosotros en un futuro trabajaremos como profesores; pero pienso que el miedo a no expresarnos correctamente es superior a nosotros.
Y sí, tambien es verdad que los alumnos no nos interesamos por el funcionamiento de la universidad, porque la gente pasa mucho de todo, en cualquier tema, y somos egoístas en el sentido de que pensamos "bah, que lo haga otro" y aquí una se autocritíca porque es verdad y lo reconozco, que yo estas cosas de las elecciones no las he tomado en cuenta, porque la verdad, nunca he sabido muy bien para que servían, y todo porque nunca me he informado al respecto y lo reconozco. Yo, como todo el mundo me limito a ir a clase e ir sacando la carrera poco a poco, nada más. Pero la pereza y ese "egoísmo" en estos temas estudiantiles es lo que predomina en los alumnos, y va a ser muy difícil, si no imposible, cambiar esto.

JoseAngel -

Sí que conozco a Guillermo, sí. Hombre, la verdad es que yo paso bastante; quiero decir que en clase me limito a dar clase y muy rara vez (if ever) sermoneo a los alumnos sobre la manera en que han de conducirse políticamente en la Universidad. Aunque creo que les hace una falta que para qué... Claro que tampoco me iban a hacer caso. ¿Y quién cuidará de nosotros, si no cuidamos nosotros mismos?

Fer -

Estoy totalmente de acuerdo contigo, pero es que esto funciona así. Una universidad para estudiantes pero sin ellos. Todo el mundo pasa, de las clases, de las encuestas, de las elecciones. En fin, es luchar contra molinos.

Por cierto, no sé si conoces a Guillermo Pérez Sarrión, profesor de Historia Moderna, pero dice en clase lo mismo que tú sobre los alumnos, su participación y su asistencia. Menos mal que hay algunos profesores que no pasan de los alumnos tanto como éstos pasan de vosotros.