Deambulando por la Myst
14/7/07
Hemos vuelto al mismo mar de todos los veranos, y además a la misma casita del barrio alto de Viveiro, camino de la ermita de San Roque, en la que estuvimos el año pasado. Esta vez sólo para quince días; en Agosto estaremos en Zaragoza, que viene el abuelo a estar un año con nosotros, y es partidario de no moverse.
De momento por aquí lo esperable: La sensación esa de volver a terreno conocido, que ha cambiado menos de lo que debería quizá, o parece todo más pequeño esta vez. Bueno, como novedades, hay una plaga de escarabajos de la patata, y los niños no tienen al lado a su amiguito Jairo, al menos de momento, pero lo que es Viveiro, parecido. Calas neblinosas, selvas de eucaliptos, y playas despejadas. Bañarse, en cuanto ves un rayito de sol que asoma, o bien yendo a tu aire, no hacerle ni caso al tiempo, y bañarte con niebla y lluvia fina a la vez.
Hoy hemos explorado un lugar que no conocíamos: el antiguo cargadero de mineral, ahora mitad instalaciones abandonadas, mitad parque de diseño posmoderno. Para Álvaro, que lleva su obsesión de Myst en la cabeza, era un decorado extraído directamente del videojuego—así que nos desplazábamos por los rincones como quien va orientando el paisaje con el ratón y los comandos del ordenador. Y luego nos hemos ido por el monte, metiéndonos por caminos medio borrados entre huces, eucaliptos, helechos, humedales y fiunchos, a ver dónde terminaban los caminos estos (y terminaban en un precipicio a pico sobre el mar, con vistas extraordinarias, eso sí). Para un día encapotado no ha estado mal. También hemos estado oyendo, con cuatro gatos más, a una banda local cantando unos boleros muy arrastraos. Lo hemos completado viendo Dirty Dancing Dos en la tele.
Y a medianoche pasada, ya tenemos a todos en la cama: Oscar me cuenta que ha tenido un sueño "con un exceso de sexo", cito; soñaba que ya era mayor, él y su amigo javier, y que la mujer de Javier salía desnuda paseándose en lo que llamaban "el desfile de las pieles", y todos desnudos a darse besos y abrazos. Aunque ha admitido que la continuación se la ha inventado luego él una vez despierto. Si es lo que hay que hacer, hombre.
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