Retropost (2006): Monster House
Monster House 
Publicado en Cine.  com. José Ángel García Landa 
 Primero los españoles importamos al árbol de navidad y a Santa Claus,  que ahora se llama Papá Noel; ahora estamos en plena importación de  Jálouin (que diría la Real Academia). Y en efecto, este último Halloween  fabricamos en casa una calabaza o Lantern que encantó a los niños, y  nos fuimos con los más pequeños a ver Monster House.
 
 A Álvaro nos lo dejamos en casa, y lástima, por que es una película más  para preadolescentes que para pequeñajos. No sólo porque está  protagonizada por el trío de Harry Potter (aunque sin varitas) sino  porque tiene que ver con ciertas ansiedades sobre la pubertad, y la  sexualidad y la vida adulta así un tanto oscuramente intuídas, como  conviene. 
 
 Por cierto que estos prepúberes no sólo no tienen  varitas sino que no usan mayormente ni teléfonos móviles ni videojuegos  ni televisión… bueno, haberlos haylos, pero no se llevan, y el énfasis  de la película está más bien en un tipo de preadolescencia nostalgia  americana, atemporal. Para eso está ambientada en una arquetípica calle  residencial que anda, mira que irte a generar eso por ordenador, cuando  lo tienes delante de la puerta, ya hace falta ganas de gastar píxeles.
 
 En fin, de la animación no hay queja, es espectacular, tipo Polar Express, en ese sentido una obra de arte. Me encantó la secuencia inicial con  las hojas de otoño volando, pero es un poco como matar moscas a  cañonazos, no sé si me explico. Ay, Occidente… 
 
 La temática es  ésta, una vieja pareja que vive una relación enfermiza y obsesiva; el  viejo con su casa. Se casaron por amor, pero ya había historia detrás.  Ella era una Mujer Gorda de circo, y de ahí la rescató el escuálido  galán cuando era galán. El casado casa quiere, y se pusieron a construir  la futura Monster House, llenos entonces de ilusión. Pero la Mujer  Gorda odiaba a los niños que se reían de ella, y cuando murió por  accidente cayendo al cemento de la casa…. quedó milagrosamente  convertida en una casa viviente, una casa dominada por el espíritu  ofendido y agresivo de la Mujer Gorda. Así la casa, aterroriza a los  niños y se traga sus juguetes… medio defendida medio aislada por el  marido, ahora convertido en un viejo Gollum con camiseta, que espanta a  los niños para que la casa no los dañe. Una pareja absorbente y  enfermiza, vamos, como para recomendarte eso de crecer, hacerte  heterosexual y poner casa para recibir.
 
 Pues estas ansiedades  sobre la pareja y la mujer absorbente y la casa devoradora parecen más  bien de niños un poco más creciditos que los protagonistas (igual más  bien niños de la edad de los guionistas) pero aquí se conectan con el  incipiente descubrimiento de la atracción sexual por parte del Harry  Potter protagonista. Cuando llega la Hermione de turno y lo elige  implícitamente por encima de los genes más inadecuados del gordito Ron,  tendrá que ponerse las pilas e investigar hasta el final y rescatar a la  chica de la malvada casa…  
 
 Están bien llevadas las referencias cinematográficas para mayores, como los paralelos con La Ventana Indiscreta.  Esa era una película sobre otro niño grande que no quería compromisos  ni ataduras y que temía verse con la pierna quebrada y en casa dominado  por su señora... ahí conecta el tema, claro; y se hace deliberadamente  no sólo con el espionaje por la ventana al vecino (esto es muy  cinematográfico-reflexivo, lo del Peeping Tom, y  nos pone al espectador en situación espontáneamente)—sino también con  el contraataque del espiado, invadiendo el espacio sagrado del  observador con una siniestra llamada telefónica. 
 
 Pero en fin,  la malvada gorda es derrotada (hasta se reconcilia su espíritu con su  marido al verse liberado) y se promete al viejo Gollum una jubilación en  Florida y un ligue de la tercera edad... ¿quién dijo miedo? En fin, que  se ventilan ansiedades ante la Esposa Succionadora, pero se nos promete  que se superarán, y que los niños se socializarán adecuadamente sin  temores primigenios a la Hembra Dominante.
 
 Lo que no cogí de  buenas a primeras fue la referencia a la "uvula" de la casa—el chiste de  "eso que sólo tienen las chicas"—¡creía yo que estaban hablando del  clítoris!  Es que los mayores a veces no nos enteramos.
 
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