Retropost (2007): Ensayando el blog
  
 Estoy leyéndome la antología de Robert Atwan The Best American Essays (Nueva  York: Houghton Mifflin, 2004), antología de antologías ensayísticas  publicadas desde 1986. Me interesaba especialmente la introducción de  Atwan, y su antología de los prologuistas que escriben sobre qué es un  ensayo. Sobre todo por el parentesco entre la forma del ensayo y la de  la anotación de blog. En mi caso: en otros hay menos parecido. Así que  aquí comento algunas ideas de estos ensayos sobre el ensayo.
 
 Nace el ensayo cuando Montaigne se dedica en la segunda mitad del siglo  XVI a experimentar con un tipo nuevo de prosa. "Impaciente con la  filosofía formal y la disquisición académica, pronto encontró una manera  de crear un discurso más personal y flexible" (1)—y viendo que el  resultado escapaba a moldes genéricos previos y tenía un cierto carácter  de improvisación, los llamó ensayos. Eran  ensayos "personales, tentativos, altamente digresivos y totalmente  asistemáticos en su acercamiento a un tema" (2). Atwan distingue hoy  entre ensayos formales (artículos de revista) e informales (ensayos  personales).  Los blogs aún no entran en esta perspectiva, por lo que  veo, aunque Atwan sí se pregunta si la cultura digital dará lugar a  nuevas formas del ensayo (ya lo estaba dando mientras escribía). 
 
 "Los ensayistas tienden a ser personales, reflexivos, andan a su ritmo;  los escritores de artículos ("articulistas" solían llamarse)  normalmente se quedan cerca de los hechos, raramente se van del 'asunto'  y rara vez interrumpen el flujo de información con opiniones o  reflexiones personales" (3). Y los artículos suelen ir sobre un asunto  concreto de actualidad (son más efímeros) mientras que el ensayo  personal deriva hacia temas más generales y perennes, menos noticiosos. A  Atwan le va (dada la naturaleza de su antología) el ensayo personal: es  "la cualidad personal de la escritura lo que en última instancia hace  que un fragmento de prosa sea un ensayo" (4). Lo personal puede  ficcionalizarse: "yo" es un pronombre muy complejo, y el "yo" del  ensayista oscila entre una persona real y un personaje creado. 
 
 Hay una relación entre ensayo y memoria/autobiografía, dice Atwan. (Y  diario, podríamos añadir aún con más razón. El ensayo periódico de  Addison y Steele, prototipo de la columna periodística, añade una  dimensión temporal al ensayo que, situándolo en una secuencia y un  calendario, lo asemeja al diario íntimo personal, y al artículo del  bloguero, tenga éste o no una dimensión de diario personal). Con  la dimensión personal, memoria o diario, viene el peligro del  egocentrismo y protagonismo exagerado del escritor. "Y, como  protagonistas principales, cómo podemos resistir la tendencia a ocupar  el centro del escenario, y evitar considerarnos dotados de mayor  sensibilidad, valores más refinados, una autoridad moral superior y  especialmente poderes de retrospección más agudos que ningún otro  miembro de nuestro casting de personajes secundarios?" (7). El  narcisismo amenaza con deteriorar nuestra escritura personal.  Recomendación de Atwan:
 
 La solución requiere un régimen  saludable de auto-escepticismo, y respeto hacia la incertidumbre. Aunque  la primera persona del singular puede abundar, debería ser un "yo"  ricamente complejo y mutable, nunca uno que designe una entidad conocida  de modo fiable y completamente estática. En algunas de las mejores  memorias y ensayos personales, los escritores son misterios para sí  mismos y la obra deviene la representación de la sorpresa y el  descubrimiento de uno mismo. Estos elementos hacen que la "escritura de  la vida" continúe siendo escritura viva, mientras un "yo" misterioso conversa con otro "yo" igualmente misterioso". (8)
 
 El proceso de escritura debería progresar no según un esquema de  introducción, desarrollo, conclusión a un tema prefijado y pre-conocido,  sino en medio de la incertidumbre, "probando ideas y posiciones,  escribiendo mientras se está en un estado de incertidumbre, de no saber"  (9). (Claro que esta incertidumbre  puede ser irritante para el lector. Muchas veces en la revisión se  conserva el elemento justo de incertidumbre: una incertidumbre  construida y retóricamente eficaz, diría yo). El ensayista puede  no llegar a una conclusión intelectualmente sólida, divagar  continuamente sin llegar a certidumbres o coherencias. Se han  desarrollado correctores de ensayos automatizados con fines educativos  (E-rater) pero estos sistemas, si bien pueden corregir aspectos  gramaticales o estilísticos muy formales, no pueden valorar un ensayo  auténticamente creativo. 
 
 Un ensayo creativo tiene un elemento de riesgo para Atwan (esto  me recuerda a la manera en que Toolan teorizaba el riesgo para el  hablante al usar el lenguaje de modo comunicativo creativo, en Total  Speech). Riesgo de enfrentarse a la incertidumbre en la propia vida, y  poder escribir sobre ello. Temas vulgares, intratables, poco  prometedores, incómodos, son un reto para el ensayista. Riesgo y  determinación, a nivel personal y creativo.
 
 Observa Atwan que durante gran parte del siglo XX el ensayo se volvió literario: una  reliquia victoriana, en tono afable ilustrado y acomodado, y vuelto  hacia la propia literatura. Pero el ensayo ha ido a más, y hoy puede  competir en complejidad temática e interés formal y lingüístico con la  mejor poesía o ficción narrativa. Es curioso cómo hay acontecimientos  públicos que parecen inspirar y retar a los ensayistas: ¿será una forma  que también muestra la tensión de la esfera pública? (En ese caso, es de prever que será con una atención especial a cómo se vive desde la experiencia personal). En  cuanto al ensayo en el siglo XXI... como digo, Atwan no habla de blogs.  Tampoco parece consciente de la manera en que Internet aporta una  dimensión radicalmente nueva al ensayismo, al poner en contacto  inmediato al ensayista y sus lectores. 
 
 Sí se preocupa, aun  dando la bienvenida a la cultura digital, por el ritmo acelerado que  parece imprimir a la textualidad. Proliferan los textos, tenemos acceso  inmediato a ellos, y eso no favorece la lectura reposada. Tenemos los  textos, pero nos impacienta leerlos. 
 
 Montaigne inventó el  ensayo poco después de la invención de la imprenta: una cosa lleva a la  otra, dice Atwan. La biblioteca personal, posibilitada por la imprenta,  lleva a la costumbre (intertextualizante—Montaigne es intertextual al cuadrado) de hojear ( browsing, navegar por la red intertextual): "Montaigne equipped his home office with one of the earliest book-lined studies, where he loved to spend his time browsing" (16).  "An idea took hold; he began to write just the way he read. His medium  became his message, and the personal essay was born" (17). 
 
 (¿Montaigne, el primer escrilector?  Bien, pues una transformación de esta navegación textual, y de esta  interacción con otros escritores (amén de con los lectores) es lo que  supone la linkteratura. Si la inmediatez y la improvisación, la conexión de ideas sobre la  marcha, dieron lugar al ensayo, ¿a qué no está dando lugar la  textualidad y multimedialidad electrónica, la nueva navegación global e  inmediata? A una transformación de la escritura, de la literatura, de la  interacción y de la consciencia.  Hace poco escribía yo sobre el origen  de la consciencia en la internalización de la interacción comunicativa:  de hecho acabo de revisar y completar el artículo que empecé hace unos  días, y que puede encontrarse aquí: "Interacción internalizada: El desarrollo especular del lenguaje y del orden simbólico").
  
 ¿Modifican los blogs la consciencia? Es el tema de este post de IfBook. (Vía Tecnocidanos).  La idea básica es la ya conocida de los teorizadores de los medios de  comunicación, McLuhan y Ong: que el medio es el mensaje, y que las tecnologías de la palabra se interiorizan, dando lugar a nuevas formas de conceptualización y de elaboración  cognitiva.  El autor ve en los blogs una oralización de la escritura, y  cita a alguien que se queja de que la lectura de blogs acaba con su  reflexión lectora, con su introspección... para verse pillados en una  cultura oral y diálogo inmediato; no en un producto terminado, sino en  una propuesta que terminan de hacer los otros con sus comentarios. Qué  suerte, serán los que tienen comentarios. A mí me ayudan los blogs a  pensar, pero es por la ligereza de la forma, que invita a conexiones  poco trabajadas (y quizá poco fundamentadas) entre distintas áreas de la  experiencia. Y quizá también pensando en la interacción posible (porque  la efectiva como digo es bastante escasa). En ese sentido sí veo en los  blogs, con su cronología marcada por el ritmo de publicación, su forma  que invita a enlazar, a volver a retomar un tema, a intercambiar  perspectivas... los veo, digo, como una escritura en proceso muy  interesante para el bloguero mismo y para el teorizador de los blogs: no  siempre para el sufrido lector que como siempre pasará a otra cosa si  no encuentra YA lo que busca... y antes aquí que en un libro que ha  pagado para leer y que ocupa espacio en su casa, dos razones de peso  para creer que tiene más peso que un blog. (Y hay tanta insoportable  levedad sin embargo...).
 
 Los blogs y la consciencia in fieri. Un tema a desarrollar, quizá aquí, quizá en un futuro (como estamos in fieri, no lo puedo asegurar). Sí me interesa seguir comentándolos en relación  al ensayo como forma procesual, siguiendo las reflexiones recogidas en  el libro de Atwan. Léase blog donde  pone ensayo, y ensayo donde pone blog. Los intercambiaré gratuitamente  en las citas (inexactas por tanto) que traduzco... a ver qué dicen.  Ninguno habla de blogs. 
 
 - Qué es un blog. O qué no es.  Opinón y hecho, ombligo y cerebro, análisis y polémica, confesión y  reportaje, persuasión y provocacion... para Justin Kaplan. Dice que lo  que sabemos es que no es poesía, y que no es ficción. (O sí...)
 
 - A Jamaica Kincaid no le gusta tener opiniones fijas, y por eso le  gustan más las opiniones de los demás que las suyas, que la limitan. O  eso dice. En todo caso, por eso le gustan los ensayos, por el contacto  con otras ideas y opiniones.
 
 - ¿Un ensayo ideal? Para Alan Lightman, debe estar en movimiento, viajar, no quedarse a donde parece que va, sino explorar.
 
 - El post como objeto. Lo que más lo define, como al ensayo para Ian  Frazier, es que es algo que tiene su forma definida, que empieza y  acaba, y es manejable, un objeto circunscrito. Aun si es más virtual que  una redacción en una hoja de papel.
 
 - Pero el ensayo en el  blog también es acción, como dice Frazier. La acción de escribir, la  idea que va tomando forma y de repente pide expresión, y hasta que no  sale no te quedas tranquilo, esa combinación de paciencia con  impaciencia súbita por decir.
 
 - Y vaya de lo que vaya un blog,  aun de temas distantes e impersonales... en gran medida va del sujeto  escritor. (Joseph Epstein).
 
 - Diversidad. Los viejos temas sobre los que se escribía se han multiplicado. Todo es tema para un post.
 
 - Y al igual que hay (poemas, novelas) ensayos memorables, hay  artículos de blog que son memorables.  En ellos el lenguaje no es sólo  el medio de comunicación: es lo comunicado (Joyce Carol Oates)—el  intercambio comunicativo, irrepetible y memorable, los vuelve únicos.  (La mayoría no lo son, por supuesto. Como la mayoría de los libros,  ensayos, poemas).
 
 - El autor debe estar presente (quizá  invisible) por todo, ser la energía que subyace al ensayo. Como decía  Thoreau, todo lo que decimos está en primera persona. (Justin Kaplan).
 
 - "Como un poema, un ensayo auténtico está hecho de lenguaje y carácter  y tono emocional y temperamento y valor que se le echa, y azar"  (Cynthia Ozick).
 
 - Ensayos frente a artículos: El artículo está  atado a su fecha de nacimiento. "Un ensayo desafía a su fecha de  nacimiento, y a la nuestra también" (Cynthia Ozick).
 
 - La voz  del ensayista... "El ensayista influyente es alguien que tiene un  sentimiento agudo de lo que no se ha dicho (adecuadamente), algo de lo  que habría que hablar (pero de modo diferente)." (Susan Sontag). 
 
 Vaya, es que me voy olvidando de cambiar "ensayo" por "blog"... ¿Por  qué? Pues porque una anotación de blog que no tiene algo de ensayo es  sólo eso, una anotación de blog. Cuando es las dos cosas vale más.
 
 - El estilo conversacional: teorizado por Hazlitt para el ensayo en "Familiar Style" (1827), nos dice Joseph Epstein. (La  vuelta a la oralidad conversacional en la escritura, es eterna y  recurrente. De cuántas maneras no se habrá hecho, cuántas distancias no  habrá tomado cuidadosamente dentro de un acercamiento. Skaz, román  paladino. En los blogs, un capítulo más).
 
 - El ensayo como diálogo. (Toma, y el blog ni te digo...):  "Un  ensayo logrado (...) devuelve al lector un pensamiento, un recuerdo,  una emoción enriquecida por la experiencia de otro". Puede confirmar o  desmentir la propia sensación, pero en todo caso empieza a pertenecer  también al lector (Kathleen Norris).
 
 - Atractivos de la  autoblografía: "El tema interesa a la mayoría de los escritores. La  investigación no requiere normalmente viajes ni llamadas telefónicas ni  horas de biblioteca. La empresa parece fácil" (Tracy Kidder).
 
 - El público del ensayista y bloguero. "El ensayista no se para a  identificar el terreno común; no escribirá 'Picasso, el gran pintor  español que vivió mucho tiempo en Francia...' (Elizabeth Hardwick) —Aquí  se salta a decir inmediatamente lo que le interesa, de la manera como  le interesa. Tiene esto algo de autocomunicación. No sé qué voy a decir  hasta que lo digo. Pero es una autocomunicación mediada por red. Si a este acicate a la expresión, de autointeracción, le sumamos las  nuevas modalidades de interacción con gente real... sí, los blogs  modifican la consciencia, tanto como la escritura ensayística o más.
 
 Posibilidades ilimitadas de ensayo.
 
 
 
  
 
 
 
 
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