Blogia
Vanity Fea

Cine

Retropost (2006): Korol' Lir

Korol' Lir

Publicado en Cine. com. José Ángel García Landa

Visionaje de la película de Grigori Kozintsev (1969), con música de Shostakovich y una excelente colección de interpretaciones. Comenzando por la interpretación que hace el director de la historia: consigue un clásico, la mejor película sobre Shakespeare según algunos, y no les voy a llevar yo la contraria: ahora que hay que matizar, en su género, que es el clasicismo del Realismo Socialista... no el género más apreciado actualmente, to put it mildly. Y muy dificultado queda el visionado por la mala calidad de las copias disponibles, con un subtitulado inglés prácticamente ilegible la mitad de las veces. Y paradojas del subtitulado a la lengua original, se pierde inmediatez, precisamente la que se había ganado al liberar al cine del lenguaje de Shakespeare... aquí lo recuperamos with a vengeance en los subtítulos.

Por volver a los orígenes por otra vía, aquí hay una edicion online de The Chronicle History of King Leir. La historia de la vejez y de cómo lleva a replantear las relaciones con los hijos, y a los "abuelos con bolsos" que dice el Bufón, seguro que a muchos les ha sonado desde siempre. Pero hace falta Shakespeare para mostrar de manera inolvidable lo que se tiene delante de las narices. Ah, y un toque metateatral en la versión "revisada" de Shakespeare. Pregunta Kent, al ver entrar a Lear con Cordelia muerta (cosa que no pasaba en "The Chronicle History"), "Is this the promised end?"

Y aún contesta en el drama Edgar "Or image of that horror"? Es decir, hasta el final queda la puerta abierta para restaurar el final original (como hizo Colley Cibber) y que Cordelia viva. ¿Será la muerte sólo una muerte aparente, una imagen del horror, una especie de drama, o una muerte real? Shakespeare, como siempre, hace teatro arriesgado, poniendo en evidencia las convenciones del escenario.

Se me hace especialmente promiente el Albany de la versión de Lear de Kozintsev. Quizá se quisiese congraciar Shakespeare con el rey de Albany de su momento. Y sigue chocándome que eligiese para el villano Edmund el nombre de su hermano y colega actor, Edmund Shakespeare. Vaya usted a hacer una teoría.

Me acuerdo de la primera vez que oí hablar del Rey Lear, en el libro de octavo curso de EGB. Aún hay otros que han oído hablar antes, claro. Ahora veía el vídeo encima de la mesa Pibo, y decía. "¿El rey Lear? ¿Ese es el del gran fracaso? ¿El de Shakespeare? ¿Es verdad que mueren todos todos?"

Verdad... según se vea, Ivo.

El Mercader de Venecia
 


Etiquetas: Literatura, Shakespeare, Cine, Kozintsev

Retropost (2006): La condesa rusa

La condesa rusa

Publicado en Cine. com. José Ángel García Landa

 Anda por los cines esta película de Merchant Ivory, The White Countess (2005), que sin embargo no pertenece al género heritage film, a no ser por el guión de Kazuo Ishiguro, ya una institución británica. Aquí Ishiguro nos muestra a sus compatriotas, precedidos por un siniestro facilitador, invadiendo China por capítulos. Esta vez le toca a Shanghai, donde entran al final a sangre y fuego las tropas japonesas rompiendo el complicado equilibrio que mantenía la ciudad entre Oriente, Occidente, el Kuomintang y los comunistas.

Entre lo que se llevan por delante está el negocio de un amigo del siniestro facilitador, el protagonista de la película, un antiguo diplomático y hombre de negocios americano, ahora ciego tras un atentado terrorista en el que murió su hija. (El tema terrorista no deja de ser una alusión a la historia que nos rodea velis nolis). Bueno, pues el americano nolis, y había decidido crearse una burbujita de irrealidad y ambivalencia sexual montando un cabaret con toda su fortuna: "La condesa rusa". Y contrata a una auténtica condesa arruinada, antes a dancer for money, que le sugiere a él misterio, tragedia, sufrimiento.

La condesa dispuesta a enamorarse de su jefe, sobre todo si es decente; y él la mantiene a distancia, a ella y a su niña, pues la condesa es viuda, y a sus parientes aristócratas arruinados. Todo esto sin sexo, ni rozarse.  Al final, enamorado de ella, le da dinero que ella necesita para comprar el visado y dejar la ciudad. Lo que no saben ni ella ni él es que sus posh parientes la piensan dejar atrás, por pijerío: se avergüenzan de la vida que ha llevado ella por los bajos fondos, y eso que ella los mantenía.

El ambiente de los exiliados rusos es el que se reconoce de las novelas de Nabokov, o de relatos como "A Russian Beauty". Aquí el final es menos tragedia banal y más comedia banal, pues al final el americano, ya arruinado, pide a la condesa a ver si pueden "ayudarse mutuamente", y ella acepta encantada mientras dejan en un junco a Shanghai siendo ocupado por los japoneses.

El americano había sido un conocido diplomático, ahora desengañado de la política; sólo sueña con aislarse del mundo (un poco personificación de los USA de entreguerra, en ese sentido); pero su burbujilla de perfección, el cabaret, sueño que compartía con su "amigo" japonés, demuestra la inutilidad o al menos lo efímero y frágil de esos proyectos. El "elemento artístico" que da el cabaret quizá pueda leerse como una alegoría de la propia película, que es la tercera Condesa Rusa que encontramos, un anacronismo aristocrático de tiempos mejores, quizá como todos los heritage films, escépticos quizá Merchant-Ivory de sí mismos, y hacen así una película más invadida por el paso militar de la historia. Un tema de leve interés humano (leve al ser el personaje tan deshumanizado) lo da el espía japonés que prepara la invasión pero querría sin embargo vivir con su amigo americano la fantasía de ese espacio fuera de la historia. "The larger frame" puede con ambos, pero es que no había relación, para empezar. Como ámbito de perfección, un cabaret con matones, commedia dell'arte gay y condesas contratadas tiene un techo tal que hasta aquí. Y vaya qué poco había aprendido el americano de la realidad en sus años de Realpolitik, si cree que lo que haga no tiene que ver con las circunstancias de alrededor. Especialmente patético su plan de añadir "tensión política" al pequeño mundo de puertas adentro con una combinación calculada de invitaciones a personajes indeseables de partidos contrarios.

Otro toque de historia significativo da el judío vecino de la condesa ("sucio judío" para sus parientes cuando se descaran con él). Él hace como que no oye los insultos antisemitas: explica que contento con haber logrado escapar de Alemania, se da por satisfecho con hacerse el sordo. (Ismail Merchant, por cierto, a pesar del nombre venía de familia árabe de Bombay; murió durante la producción de la película).

Buena escena por cierto cuando avanzan los japoneses en filas cerradas y bayoneta calada, estilo Acorazado Potemkin, y se tropieza con ellos el ciego buscando a su condesa:

- "Por favor, caballeros. Sólo quiero pasar"
- y el sargento ladra una orden y los soldados se apartan y lo dejan pasar.

Viva Occidente, viva el estilo con estilo, y el individuo, y vivan los sueños de perfección y nostalgia de lo que se perdió de modo imposible o de lo que quizá ni existió. La condesa sí era condesa, no obstante, ahora ya no sabemos si lo es o lo será. Pero las condesas rusas son un tema demasiado manido: hasta en Anastasia versión dibujos animados había escenas de nostalgia zarista parecidas a las de esta película, o mejores casi.

Y la película demasiado lenta, sin argumentos secundarios de sustancia y por tanto un poco obsesiva; derivada de una estructura de cuento o de novella más que de novela. En ese sentido un pelín cargante; y la vida asexuada del patrón del cabaret, bueno, porque nos lo dicen, hay que creérselo. Un poco planos, los personajes, supeditados a su función en el guión (por ej., no sex at all, lo que digo). Una cosa sí está impecable, logradísima, de modo que te teleporta a los años treinta: la ambientación. Nada más por eso vale la pena no perdérsela.

Historia de una geisha

Etiquetas: Cine, Ivory, Merchant, Arte, Realidad

 

 

—oOo—

Retropost #964 (31 de mayo de 2006): La Mort en direct

martes, 31 de mayo de 2016

Poursuivant une vieille obsession avec la focalisation, avec The Lady of the Lake et, oui, avec la mort en direct, j’ai déniché ce film de Bertrand Tavernier (1980) que j’avais raté à l’époque. D’après la présentation du DVD, "c’est l’histoire d’un homme, Roddy, qui a une caméra greffée dans le cerveau et qui filme donc tout ce qu’il regarde. C’est l’histoire d’une femme, Katherine Mortenhoe, qui s’enfuit pour ’mourir libre’. Voulant échapper aux médias, en l’occurrence une émission de télévision, elle ne sait pas qu’elle est aidée dans sa fuite par celui qui la filme . . . "
On voit bien que c’est un film qui anticipe certains des développements les plus intéressants de la métafiction cinématographique contemporaine: l’envahissement de la réalité par les médias, l’usage réflexif de la trash-TV et l’ambivalence de l’image reçue par le spectateur, dont on ne sait pas au juste à l’occasion s’il s’agit d’un signal interne au film ou bien de l’image extradiégétique, avec de belles possibilités d’ambiguité. Ce n’est pas dire que Tavernier les exploite à fond, mais il y a là certainement bien d’éléments intéressants pour nous qui sommes friands de la virtualisation de la réalité par les médias. On trouve de belles idées qui pourraient aboutir à des directions telles que The Truman Show, ou bien eXistenz, ou encore Matrix. 
Ceci dit, il y a bien d’éléments absurdes dans le script, à commencer (ou finir) par la mort de l’héroïne. Y avait pas de quoi mourir et puis Romy Schneider, magnifique, n’arrive cependant pas à jouer la mourante, plutôt l’élégance dans la mort. Hélàs, elle allait mieux faire bientôt… c’est presque la mort en direct de ce point de vue, il y a des scènes un peu uncanny si l’on pense à Romy Schneider, bientôt suicide dans le film et dans la vie, en train de recevoir d’un docteur la fausse nouvelle, "Vous allez mourir", sous le regard des espions derrière le faux miroir, et derrière les faux yeux, et derrière l’écran… nous mêmes.
Il y a à craindre, aussi, que beaucoup de spectateurs trouveront à peine supportable le choix initial de présenter un hypothétique futur où "l’on ne meurt plus comme avant" sous l’habit d’un présent complètement plat, sans aucune concession au look sci-fi. Surtout lorsque ce présent-là devient un rétro-futur, vu un quart de siècle après… et, est-ce vrai que les gens s’habillaient et se peignaient ainsi en 1980? C’est bel et bien les seventies, ou encore les sixties.
Pour Harvey Keitel, c’est une expérience transformatrice que de jouer la caméra vivante dans cette charade, et il reviendra (comme Catherine) au passé, à sa première femme. Mais Romy choisit la mort plutôt que de vivre sous l’oeil de la caméra. Hélàs, il faut bien s’y habituer, bientôt on aura tous un webcam sous la paupière, ou devant elle.
La Mort en Direct. Dir. and coprod. by Bertrand Tavernier. Written by David Rayfiel and Bertrand Tavernier. Cast: Romy Schneider, Harvey Keitel, Harry Dean Stanton, Thérèse Liotard, Caroline Langrishe, William Russel, Vadim Glowna, Eva Maria Mbinere, Bertrand Wicki, Max von Sydow. Photog. Pierre William Glenn. Sound by Michel Desrois. Sets by Tony Pratt and Bern Lepel. Costumes by Judy Moorcroft. Ed. Armand Psenny and Michael Ellis. Music by Antoine Duhamel. Prod. des. Louis Wipf. Exec. prod. Jean Serge Breton. Selta Films / Little Bear / Sarra Films / Gaumont / Antenne 2 / TV 14 Munich, 1980. DVD. StudioCanal, 2005.*
Caché

Retroposts


—oOo—

Visual saccades

domingo, 29 de mayo de 2016






Retropost: X-Men: The Last Stand

domingo, 29 de mayo de 2016

Retropost #960 (29 de mayo de 2006): X-Men: The Last Stand




Nos vamos con Alvarete a ver esta película, que es la tercera y la que más le gusta de la serie. A mí no, realmente; me parece mucho más eficaz la dirección de las primeras; aquí se aprecian fallos de ritmo, de continuidad y de coreografía en la acción múltiple de las batallas, por destacar los más evidentes. Pueden verse aquí además varias reseñas de fans descontentos por la manera en que se trata a los personajes; aunque una cosa es segura: no hay manera de dejar contento a la vez al público friki y al que ignora la relación con los cómics; en ese sentido esta película, como toda la serie, es más bien un éxito rotundo que otra cosa. Y, por supuesto, los efectos son magníficos, y hay escenas admirablemente logradas; en conjunto, para ser justos, pocas terceras partes fueron tan buenas.

Yo era fan de la "Patrulla X" ya en lo años 70; de hecho ya los conocía en su versión americana a través de comics que me pasaban los americanos de la base de Zaragoza, y me puse morado de dibujarlos, hasta me hacía mis propios cómics con los personajes, también con historias de Magneto intrigando y de rebeliones y guerras de mutantes secesionistas… el argumento estándar de los X-Men, a saber, el debate entre la integración y la confrontación entre las minorías estigmatizadas y el conjunto de la comunidad social.

Las historias de mutantes expresaban en los años 60, de forma desplazada simbólicamente, las luchas por los derechos civiles de la comunidad negra, y las dificultades de la integración. No es casual que vuelvan a convertirse en un símbolo poderoso hoy en día, con el debate abierto en frentes tales como el multiculturalismo, el terrorismo, la disidencia social y sexual, o las tecnologías del cuerpo (clonación, manipulacion genética, transplantes, etc.).
En un guión que tiene algunos pequeños fallos de tratamiento (quizá por querer atender a demasiados frentes y personajes) es sin embargo un acierto global el plantear como problema central de esta película, de la manera más directa, el debate sobre la integración como supresión de las diferencias ("la cura" que haría perder a los mutantes sus poderes y diferencia específica, y que lleva aquí al debate primero, a "la decisión" como dicen en la traducción española, la decisión de cada cual de someterse a "la cura" o no, y en última instancia, lleva a que prenda la confrontación pública y abierta, liderada por Magneto, el Bin Laden de los mutantes.

Me centraré en el asunto este de "la cura". Los mutantes son negros, homosexuales, sidosos, superdotados, deformes estigmatizados. También son agentes secretos, discapacitados (acordaos de Acción Mutante), musulmanes, adolescentes sociópatas, terroristas, miembros de una secta peligrosa, tribus urbanas. Son todo menos mutantes (que haberlos no los hay). Son un símbolo ambivalente, multidireccional, de la disidencia, el estigma y la exclusión social. El mismo cóctel que reúne categorías tan diversas es una manera (postmodernista, podríamos decir) de a la vez iluminarlas por interpretación mutua, y de recargarlas de abyección. Naturalmente, las dos alternativas se presentan superpuestas, y asociadas, la primera al punto de vista favorecido por la narración, el de los mutantes "buenos" partidarios de la colaboración con los demás humanos; el punto de vista abyecto, asociado a los mutantes de Magneto, partidarios no sólo de la secesión de comunidades, sino de la agresión abierta.

Está claro que para cada una de estas posibles lecturas simbólicas, y para cada uno de los personajes y grupos de la película, "la cura" representa algo diferente. Es un acierto de la película la manera en que se trata este tema. Hay muchos mutantes anónimos que eligen "la cura"; entre el grupo de los protagonistas, es la opción de Pícara, que se veía sexualmente impedida por sus "poderes". En este caso, la cura es una cura. Pero para el mutante que es como el miembro de una comunidad negra, "la cura" es un insulto, es como Michael Jackson volviéndose blanco. Para el mutante queer, la cura supone la amenaza de la uniformidad de la sociedad liberal-capitalista, que, a pesar de presentarse como abierta a todas las opciones, trabaja efectivamente por privilegiar unas y marginar otras. Los mutantes como superdotados sufren la tentación de la vulgaridad, de renunciar a su diferencia que les provoca aislamiento y sufrimiento a cambio de una superioridad de dudosa utilidad para la interacción social, pero "la cura" es aquí un empobrecimiento del potencial global de la humanidad. El terrorista ve en la cura la mayor amenaza, la que lleva a su integración sin problemas al orden establecido, y reduce al absurdo su proyecto de transformación por la fuerza; así, responderá a ella con la violencia.

Es sintomático que la película no favorece en absoluto "la cura" como una opción: los mutantes de Xavier son, y serán, una comunidad aparte, aunque en buenas relaciones con el Gobierno. Estados Unidos, en una lectura política del film, no quiere presentarse como un "melting pot" que reduce las diferencias étnicas, ideológicas, culturales, etc. a un proyecto cultural uniforme, sino más bien como un espacio público de comunicación en el que, respetando las reglas públicas del juego, cada individuo y cada comunidad puede mantener su especificidad sin humillaciones ni privilegios. Es el mismo proyecto que plantea la película para el orden mundial, como puede verse con el simbólico nombramiento de La Bestia como embajador ante las Naciones Unidas.angel

























Ahora bien, no se tolerará a mutantes con potencial de destrucción masivo y que no negocien su integración al orden general. Fénix ha de morir. Cuidado, Irán. (Hoy dice el New York Times que Estados Unidos está buscando cabezas de plástico no nucleares para sus misiles balísticos lanzados desde submarinos).

Pero tened cuidado también con Fénix. Como el retorno de lo reprimido, el fénix siempre vuelve a renacer en Oriente Medio.

 

 

Hulk
Retroposts


—oOo—

La construcción social de la realidad- Psicopolis

viernes, 20 de mayo de 2016

 





Retropost: Inside Man

miércoles, 20 de abril de 2016

Retropost #857 (14 de abril de 2006): Inside Man




Es el título original de la última película de Spike Lee, "Plan oculto" aquí, que ya tiene un artículo completito en la Wikipedia. Bueno, pues en efecto funciona muy bien el thriller, dentro de las limitaciones del género "criminal inteligente". Como siempre, todo está demasiado bien pensado, se calculan los movimientos del otro con una precisión imposible, se dan a conocer al espectador cosas que no tiene por qué conocer (así las confesiones innecesarias del viejo banquero ex-nazi) y se arriesga la vida de maneras gratuitas sólo garantizadas por la red de seguridad que da el guión. Luego se liman las aristas para que esta estructura de control de expectativas e información se tenga en pie y adquiera un aire de inevitabilidad. Esto son las reglas del género, que siempre suele distanciarse de los planes imperfectos de los criminales cotidianos mediante una serie de trucos que podrían exponerse. Más interesante es lo que hace la película en su conjunto con un guión que sin duda tiene numerosos agujeros. Y la verdad es que funciona muy bien llevándolo adelante. Logra mantener la tensión a la vez que nos informa, mediante flashforwards, de que todos los protagonistas siguen vivos tras el atraco. Hay un pequeño fallo de ritmo: la primera mitad de la película, el atraco hasta la liberación de los rehenes, parece casi una película aparte, y la segunda mitad (la solución del misterio, por qué no había habido atraco en realidad). El ambiente de terror del secuestro está recreado maravillosamente, y está muy bien llevada la manera en que se mezcla el asunto del secuestro con la histeria terrorista y los prejuicios raciales (como por ejemplo la historia del empleado Sij al que confunden con un terrorista árabe). O la manera en que se trata a las víctimas del secuestro como si fuesen auténticos terroristas. Aprovecha Spike Lee para meter sus pullas antirracistas, y también para atacar a los negros que tiran piedras sobre su propio tejado, como en el episodio del videojuego callejero del niño, con una estética gangsta-rap perniciosa. Pero sobre todo se desquita Spike Lee dando una patada al culo del sistema, presentando dos polis negros honrados, mientras todo el establishment, que es blanco y corrupto, intenta comprarlos: desde el banquero que hizo su fortuna con los nazis, pasando por el alcalde, hasta el jefe de policía. Es dudoso que en semejante ambiente un poli con problemas (Frazier, Denzel Washington) no ya resistiese tanto, sino que sobreviviese... pero es uno de los mensajes que quiere llevar la película, claro; que la justicia que logra hacerse se consigue con el trabajo de la gente honrada, y que el sistema está generalmente corrompido: en un fotograma, el frontispicio de un majestuoso edificio nos muestra una imagen de la justicia sosteniendo dos carteles, uno dice "Lex scripta" y el otro "Lex tradita": es decir, hecha la ley, hecha la trampa. Otra contraposición de actitudes muy gráfica se da entre la power broker Madeline White (Jodie Foster) y el poli bueno Frazier: ella se aplica la misma norma que hizo trepar al viejo banquero filonazi, "Cuando hay sangre en las calles, compra propiedades"; él prefiere decir "Cuando hay sangre en las calles, busca al culpable".

- Y la Jodie, menudo personaje, comprando favores de uno y pasándoselos al otro. Ahora que conoce la historia del nazi, le coge el cheque y además lo pone en su lista para que le avale el otro asunto que lleva: comprarle una casa en Manhattan al sobrino de Bin Laden.

Y se la comprará, claro, porque el dinero lo tiene, y los contactos.

- Ahí sí que muestra bien cómo se entienden entre sí los que tienen dinero.

- Cómo se entienden ellos, y cómo los entendemos los demás.

- Pero con el poli bueno lo que pasa es que no dan con su precio. Que si ascensos, que si me olvido de ese caso en el que metiste la pata... Les falta información. Si le llegan a decir: ¡Olvídate de nosotros, y te libramos del cuñao! Entonces lo tenían hecho.

- Sí, jeje, ahora sí que lo tendrá de cuñao, porque ya tiene un diamante para el anillo.

Además del otro anillo que le permitirá seguir la pista hasta el nazi. El judío mismo sólo quiere la documentación nazi del banquero para atarle las manos, que no los persiga. No actúa por justicia, sino por codicia. Pero hay dos personas que sí ven la necesidad de justicia. Son dos idealistas, el poli negro y el atracador blanco: el primero sólo roba un duro, como aquél viejo gordo del bolso de su tía. Y el criminal es otro idealista. Primero, porque actúa por estilo más que nada, "porque puedo": pero también reconoce en el poli negro a otra mente privilegiada, que ve detrás de las apariencias. Y no sólo le deja una pista, generosamente, para que la siga, sino que le regala, al chocar con él mientras sale del banco, un diamante. Esto sí es solidaridad interracial, el club de los cráneos privilegiados. Da para un optimismo limitado, dentro de un mundo regido por la gramática parda, pero es optimismo al fin y al cabo.


Plan de vuelo: Desaparecida


Retroposts

—oOo—

Retropost: V de Vendetta

Retropost #848 (9 de abril de 2006): V de Vendetta


 

Me fui a ver la peli siguiendo la pista de los Wachowski, y como en Matrix se encuentra uno una reflexión bastante atrevida, ambivalente y a veces descarada sobre la relación entre sistema y terrorismo. Porque lo que es en Matrix los iluminados antisistema pueden encontrar casi una religión alternativa.

Bueno, pues aquí también va la cosa de Sistema y Terrorista, siendo el terrorista simpático, elegante, culto, con pasado atormentado y hombre duro que redescubre el amor, un cóctel imposible (pero bastante explosivo) del Conde de Montecristo, el Fantasma de la Ópera, el Zorro, Batman, y el Joker. Sobre todo si le pones la máscara de Guy Fawkes por encima a todo eso. Además es un terrorista inofensivo: sólo mata a matones del régimen, y sus voladuras controladas de edificios emblemáticos nunca causan víctimas inocentes. Vamos, que te lo ponen tan bien tan bien que la próxima vez que pilles a alguien con una camioneta de explosivos camino del Parlamento te dan ganas de decir, por favor, adelante, abra nuestras mentes, es lo que necesita el país. Hágalo de noche, que no hay nadie. Son bombas educativas; también las de la ETA y los aviones de Bin Laden eran instrumentos educativos, claro, sólo que les falta la elegancia y el savoir faire de este culto caballero, y además no coleccionan libros censurados. Las torturas tampoco elevan a las víctimas a un nivel mayor de conciencia en este sucio mundo real, ni los síndromes de Estocolmo son tan románticos y sentidos.

En resumen, la fuerza crítica y la mala fe de la película provienen del mismo origen: de la manera en que superpone la crítica a una tiranía fascista y la crítica a las democracias occidentales actuales. Presenta el régimen fascista del Líder como una alegoría del control del pensamiento a la 1984, pero eso junto con imágenes de usos de los medios para mentir, y para asustar a la población con gripes del pollo, que recuerdan a muchas de las cosas que pasan hoy en día en Occidente, y sobre todo en los USA. La película es hiperconsciente de la manera en que el Sistema y el Terrorista están mutuamente implicados; incluso lo muestra en forma de mise en abyme mediante un sketch humorístico filmado por un presentador rebelde (Stephen Fry, genial); Bush y Bin Laden han aparecido así en múltiples caricaturas y sketches. Pero esa consciencia de la película no le impide caer en errores de manipulación que vienen, básicamente, del género popular de superhéroes y supervillanos. Centra en exceso el mal y el bien en individuos (o en actitudes "de cada uno de nosotros") y no en estructuras de producción, intereses, dependencias y comportamientos que están mucho más imbricadas con la realidad de las cosas y son mucho más difíciles de cambiar. La toma de conciencia que produce el terrorista en las masas, con sus programas y sus voladuras de edificios, lleva a una revolución donde todos se disfrazan con su máscara de Guy Fawkes. Bueno, son cosas que pasan hasta cierto punto (la revolución naranja en Ucrania, quizá el caso más reciente). Pero la estética elegida aquí revela también la afinidad de estos movimientos revolucionarios con las técnicas de manipulación y despersonalización de masas que utiliza el Sistema. Acción y Reacción, otra vez, implicadas de una manera tal que la película comete seguramente las mismas falacias que denuncia.

V de Vendetta

Significativamente, el Ricardo III de Shakespeare era citado por el terrorista V, en su papel de controlador irónico de la situación; y la película también utiliza para caracterizar al Líder imágenes que aluden al tiránico Ricardo de la película de Loncraine/McKellen. Papeles divididos y compartidos a la vez entre el terrorista y el tirano. Claro que el tirano no se da cuenta de que nos recuerda al hitleriano Ricardo; es el director quien controla. En cambio, V sí sabe que cita a Shakespeare. Nuestros terroristas, en cambio, out here, no citan a Shakespeare, y ni el metro ni los edificios emblemáticos están vacíos. La película recomienda entender de manera inteligente las acciones de los terroristas como una lucha contra la tendencia del sistema a sistematizarse. Pero para eso ha de crear un terrorista imposible y un sistema que, a pesar de los parecidos, no es el sistema en el que vivimos; así se combinan de maneras impredecibles relevancia y arbitrariedad, ficción y realidad, efectismo barato y crítica inteligente, apología del terrorismo (inteligente-elegante-inexistente) y crítica al terrorismo (de Estado, sobre todo). Irritante y disfrutable, inmensamente falsa, y con una buena dosis de verdad y penetración también. Un producto altamente postmoderno, y muy pero que muy visible. Me he leído reseñas interesantes en La cosa húmeda y (via sua) en Howling Curmudgeons.

5 de noviembre

Retroposts

—oOo—